Crecemos viéndonos a través de los ojos de los demás, escuchando cómo nos ven, lo que nos dicen que se nos da bien y lo que se nos da mal. Y como en este momento no tenemos la capacidad de reflexión, de mirar hacia dentro, simplemente nos lo vamos creyendo y creando una imagen de quien somos a través de los ojos de los demás.

Lo malo de esto es que nos acostumbramos a utilizar a los demás para vernos a nosotros mismos. Y no aprendemos a mirar hacia dentro y sacar nuestras propias conclusiones.

El resultado: dependemos de que los demás nos vean “bien” para sentirnos “bien” y seguimos aceptando el criterio de los demás como el verdadero sobre mí.

De ahí que la clave para volver a ser uno mismo pase por:


Definirse a uno mismo y apropiarse de ello.


Nos corresponde a cada uno de nosotros revisar qué es lo que sabemos de nosotros mismos, valorar lo que sentimos que nos define y soltar lo que consideramos que no somos nosotros.

Una vez que identificamos lo mejor de nosotros mismos y le damos valor - en vez de esperar a que otros lo vean o le den ese mismo valor - nos adueñamos de ello y podemos disfrutar de la satisfacción que es contribuir con ello intencionadamente a nuestro entorno.

Ser uno mismo puede no ser lo más popular al principio. Sobre todo si no coincide con la idea que las personas tienen de ti a tu alrededor. Aún así, la calma y satisfacción interna que puedes llegar a experimentar diciendo sí a quien eres es un regalo que te deseo que experimentes desde ya.

“Se tu mismo, el resto de papeles ya han sido cogidos”
Anónimo


Recuerda que eres luz así que sal ahí fuera y brilla.

Mónica

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