Proponernos objetivos y proyectos configuran en los jóvenes una forma de vida y una personalidad. Descubrir para qué estamos en este mundo y lograr tener un propósito concreto, nos hace avanzar y vivir plenamente. Junto a un joven de 23 años, Alberto García, estudiante de Derecho, y gracias a su experiencia en el Seminario de Belén (Brasil), indagamos en la difícil tarea del discernimiento de nuestra vocación. Nuestra compañera Mª Ángeles Gallego se tira a la piscina y aporta su testimonio y experiencia en el campo de su vocación.
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