En todas las familias, cuando los miembros de más avanzada edad comienzan a experimentar deterioro en su salud y en sus funciones cognitivas, la dinámica familiar suele verse afectada por las dificultades que acompañan tales situaciones.

La preocupación por mantener a salvo físicamente a ese familiar, que ha retornado a la fragilidad, llega a convertirse en una prioridad, pero, ¿se está enfocando el cuidado de los abuelitos también a su salud mental? ¿Estamos procurando que se sientan felices, seguros, acompañados y productivos?

Para tratar tan interesante tema, me he comunicado con Milena Creazzola, quien me ha hablado al respecto en función de su experiencia de más de 15 años dedicados al cuidado y la asistencia de personas de la tercera edad. No solamente tiene los conocimientos necesarios para llevar a cabo tan ardua labor, sino que cuenta con un corazón de oro y una vocación de servicio única.

Milena me ha hecho entender que los adultos mayores son como unos niños, pero con la experiencia de un adulto, que todos tienen una personalidad única, pero el factor común es que todos necesitan del amor de las personas que le rodean, por lo que es necesario brindarles mucha atención, dedicarles tiempo de conversación y hacerlos sentir importantes.

Al dialogar sobre el común cambio de roles en el cual muchos hijos se comienzan a comportar como papás de sus papás, Milena nos hace saber que no es una actitud sana, ya que nuestros padres siempre serán nuestros padres y le podemos hacer saber nuestro descontento con sus actitudes, pero siempre con respeto y nunca con malos tratos, gritos o amenazas.

Asimismo, su mayor consejo para los hijos de adultos mayores es la paciencia, el respeto, el amor y la solidaridad, sin dejar de considerar que todos, en algún momento seremos viejitos y vamos a querer siempre un trato digno.

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