Muy parecido a los carritos de supermercado que algunos son fáciles de llevar mientras que hay otros, que tienen las rueditas torcidas y cuesta mas trabajo llevarlos por donde uno quiere cuando va por los pasillos haciendo sus compras, así algunos hijos acceden a nuestras indicaciones mientras que otros no quieren ir a donde son llevados, porque sus propias inclinaciones los conducen en otras direcciones. El padre o la madre que está empujando los dos carros se desconcierta, uno de sus hijos es fácil y en cambio debe gastar siete veces la energía necesaria para hacer que el otro se mueva hacia donde quiere.

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