SEAMOS VERDADEROS DISCÍPULOS DE CRISTO.

El amor a las riquezas y a las demás cosas del mundo, están impregnadas en la vida del hombre. Estos deseos carnales, superan la voluntad de las personas de vivir en conformidad a la voluntad de Dios. Una persona que ha vivido por muchos años bajo el control de los deseos carnales, no puede eliminar de su vida, de la noche a la mañana automáticamente esos deseos, solo con el hecho de recibir a Cristo Jesús en su corazón. Por eso, al igual que la gran mayoría de los inconversos, a menudo los cristianos también nos dejamos seducir de las riquezas y de todas las cosas que ofrece este mundo.

Muchas veces nos dejamos atrapar y quedamos cautivos ante su poder. El apóstol Pablo al ver que Timoteo podría ser tentado por estos malos deseos, le escribe: “Pero tú, Timoteo, estás al servicio de Dios. Por eso, aléjate de todo lo malo. Trata siempre de obedecer a Dios y de ser un buen discípulo de Jesucristo. No dejes de confiar en él, y ama a todos los hermanos de la iglesia. Cuando enfrentes dificultades, ten paciencia y sé amable con los demás." 1 Timoteo 6:11 TLA.

Las palabras del apóstol Pablo a Timoteo, en la actualidad son aplicables a nuestra vida. Porque cada uno de nosotros al igual que Timoteo, estamos al servicio de Dios. Por eso, debemos huir del deseo de ser ricos y de las tentaciones a lo que esto conduce, el amor al dinero y todos los males asociados con él. Para no ser atrapados, debemos mantenernos alejados de todas estas cosas.

Debemos tratar siempre de obedecer a Dios y de ser los mejores discípulos de Jesucristo en este mundo. Procuremos amar con sinceridad a todas las personas que están a nuestro alrededor. Seamos pacientes ante cualquier dificultad, confiando en el cuidado y la protección de Dios. Y sobre todo, amemos de todo corazón a Dios más que a cualquier cosa que pueda existir en este mundo.

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