LA PRUEBA IRREFUTABLE.

Para creer en algún suceso, o hechos en particular, las personas comúnmente necesitan que se les presente pruebas irrefutables para creer en esas aseveraciones, caso contrario dudan de que se haya suscitado ese hecho. En la actualidad, muchas personas alrededor del mundo, dudan de que Jesucristo sea en realidad el Unigénito Hijo de Dios, por eso no aceptan las buenas noticias que se les presentan, y algunos a pesar de haber recibir el mensaje, siguen teniendo dudas de que Jesús es el Mesías prometido por los profetas del Antiguo Testamento. Para despejar cualquier duda que pueda tener los hombres, el apóstol Pablo escribe: “La Buena Noticia trata de su Hijo. En su vida terrenal, él fue descendiente del rey David, y quedó demostrado que era el Hijo de Dios cuando fue resucitado de los muertos mediante el poder del Espíritu Santo. Él es Jesucristo nuestro Señor.” Romanos 1:3-4 NTV.

El apóstol Pablo al igual que los discípulos de Cristo, tenían la certeza de que Jesús era el Unigénito Hijo de Dios, Él que fue anunciado por los profetas del Antiguo Testamento. Con esa férrea certeza y sin ninguna duda en su corazón, el apóstol Pablo anunciaba a todos los habitantes de Roma de que Jesús era el Hijo de Dios, el descendiente del rey David, para que los romanos no tengan dudas de esta verdad, les afirmo que Cristo Jesús fue resucitado por el Espíritu Santo, y así, quedó demostrado de que en realidad Él era el Hijo de Dios, Él cual había sido prometido a la humanidad muchos siglos atrás. La resurrección de Jesucristo de entre los muertos, fue la confirmación para que el mundo creyera que Jesús, era en realidad el Hijo Unigénito de Dios.

De los muchos milagros que hizo Jesucristo mientras estaba aquí en la tierra, el milagro supremo fue el de su resurrección después de haber muerto como nuestro sustituto. Su vida perfecta obtuvo la justicia para nosotros; su muerte inocente fue el pago por nuestros muchos pecados y delitos. El hecho de que el Espíritu Santo de Dios lo resucitara de entre los muertos, es la prueba irrefutable de que en verdad Él es el Hijo de Dios, el Salvador, totalmente aceptable a su Padre celestial. Si el espíritu Santo confirmo que Jesús es el Hijo de Dios, no tiene que haber ninguna clase de duda en el corazón de los creyentes en cuanto a esta verdad. Jesús es el Hijo de Dios y es la causa del evangelio. Esta maravillosa noticia, la debemos compartir con toda la humanidad, para que la duda que puedan tener ellos en cuanto a esta verdad, sea despejada de sus corazones y puedan aceptar confiadamente este mensaje que les da salvación y vida eterna.

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