Escuchar "La idea (Mark Strand, en la voz de Isabel Zapata)"
Síntesis del Episodio
para Nolan Miller
También para nosotros existía el deseo de apropiarnos
de algo más allá del mundo conocido, más allá de nosotros
mismos y más allá de nuestra facultad de imaginar,
algo en lo que pudiéramos de todas formas vernos reflejados;
y este deseo aparecía siempre como al pasar, en una luz difusa,
y con un frío tal que el hielo de los lagos del valle se quebraba
y bajaba en torrentes, y todo se cubría
con un manto de nieve, y las escenas
del pasado, al volver a emerger, ya no eran como antes,
sino que parecían fantasmales y pálidas
entre las curvas falsas y las borraduras
disimuladas; y jamás sentimos que estuviéramos cerca
hasta que el viento de la noche dijo:
“¿Por qué hacen esto, y justamente ahora?
Vuélvanse a casa”. Pero en ese instante
apareció a lo lejos, en un confín helado, la pequeña silueta
de una cabaña con las luces encendidas.
Nos quedamos parados contemplándola,
asombrados del hecho de que estuviera allí.
Y habríamos llegado donde estaba,
y habríamos abierto la puerta y penetrado
en la luz, a la busca de un poco de calor;
pero era nuestra porque no era nuestra,
y tenía que seguir vacía. Era la idea.
También para nosotros existía el deseo de apropiarnos
de algo más allá del mundo conocido, más allá de nosotros
mismos y más allá de nuestra facultad de imaginar,
algo en lo que pudiéramos de todas formas vernos reflejados;
y este deseo aparecía siempre como al pasar, en una luz difusa,
y con un frío tal que el hielo de los lagos del valle se quebraba
y bajaba en torrentes, y todo se cubría
con un manto de nieve, y las escenas
del pasado, al volver a emerger, ya no eran como antes,
sino que parecían fantasmales y pálidas
entre las curvas falsas y las borraduras
disimuladas; y jamás sentimos que estuviéramos cerca
hasta que el viento de la noche dijo:
“¿Por qué hacen esto, y justamente ahora?
Vuélvanse a casa”. Pero en ese instante
apareció a lo lejos, en un confín helado, la pequeña silueta
de una cabaña con las luces encendidas.
Nos quedamos parados contemplándola,
asombrados del hecho de que estuviera allí.
Y habríamos llegado donde estaba,
y habríamos abierto la puerta y penetrado
en la luz, a la busca de un poco de calor;
pero era nuestra porque no era nuestra,
y tenía que seguir vacía. Era la idea.
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