En nuestra comunidad experimentarás ese calor fraterno del hogar. No importa cuántos errores hayas cometido, ni lo que esté pasando en tu vida, El Padre te espera con los brazos abiertos; no para castigarte ni para condenarte; Él quiere ayudarte, respaldarte, darte la mano. Para Dios y para nosotros siempre serás Bienvenido a Casa.