Una de las formas más grotescas que ha tenido la corrupción en el Perú, ha sido el del financiamiento ilegal de las campañas electorales, que consistía en una especie de inversión, es decir, las grandes empresas, los grandes intereses, la gente que quería hacer negocios con el Estado, la gente que necesitaba de la voluntad de quienes estuvieran en el Gobierno para hacer sus negocios y conseguir concesiones, contratos o lo que fuera, invertía, metía su billete en la campaña electoral, y a través de eso se compraban las voluntades de quienes en ese momento eran candidatos, y luego iban a ejercer el poder, o iban a estar en el Congreso, y desde ahí podían ayudar a los intereses de sus auspiciadores electorales.

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