En esta conversación, se refleja la vida cotidiana en una organización sanitaria, donde las personas experimentan un cambio en su perspectiva y forma de actuar, lo que les permite desarrollar la capacidad de contribuir al crecimiento de otros. La cultura organizacional tradicional puede causar malestar. Por eso es importante compartir la experiencia de Oscar, quien ha pasado por esta transformación: “Durante la transición de Jefe a Representante, como es normal que surja el miedo a lo desconocido, pero en la práctica, es más sencillo pasar de ser un jefe que se encargaba de todo a una dinámica donde todos participan. ¡Es increíble!”. Durante el proceso de transición hacia una participación más horizontal en el servicio de Emergencia, al inicio se unieron aquellas personas que querían hacer las cosas de manera diferente y luego, se fueron animando los demás. Se conformaron equipos para abordar temas específicos y, en algunos casos, la participación es rotativa para promover el aprendizaje en conjunto. Esto se aplica especialmente en la experiencia del paciente, donde es fundamental aprender a escuchar y valorarlo. Además, surgió una pregunta interesante: ¿cómo renovar la pasión de las personas que están en el área de la salud, considerando que están motivadas por su vocación de servicio? Desde una perspectiva tradicional del jefe hacia sus dependientes, sería motivar a quienes no están comprometidos y mantener la motivación de quienes ya lo están. No obstante, este enfoque requiere reflexión, compromiso y el deseo de hacer las cosas bien. No hay recetas preestablecidas, sólo es necesario actuar con responsabilidad sin esperar instrucciones, y mirar más allá del egoísmo para ayudar en el desarrollo de los demás. Finalmente, se concluye que comprendiendo el entorno laboral, siendo conscientes de las relaciones e iniciando el cambio en uno mismo, es posible convertir la Clínica en un lugar de felicidad.

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