En la taiga siberiana, el 30 de junio de 1908, el cielo se abre y una bola de fuego cae sobre el paisaje: una ola de calor y un rugido enorme arrasan el bosque, pero no dejan un cráter visible. Casi veinte años después, la expedición de Leonid Kulik descubre un paisaje imposible: millones de troncos tumbados radialmente, mirando hacia un centro que nadie logra localizar; árboles en pie ennegrecidos y una geometría feroz que la naturaleza guarda con frialdad. El misterio permanece intacto, y la taiga continúa susurrando preguntas.La explicación más aceptada sugiere un estallido aéreo causado por un meteoroide o cometa que se desintegra en la atmósfera, liberando la energía de varias bombas nucleares sin dejar un cuerpo rocoso cerca. Hallazgos en turberas, como esférulas de níquel y granos de vidrio con rastros de iridio, sostienen esa idea, aunque el “cuerpo” desaparece del todo. Años después, Chelyábinsk (2013) ofrece un eco moderno: un meteorito que estalla en la altura, rompiendo ventanas y recordándonos que el cielo puede hablar sin dejar pruebas visibles. ¿Qué cayó realmente en esa planicie? ¿Qué nos quiere enseñar la taiga cuando nadie mira?

Ver todos los episodios