La instancia básica que sugiere en primera medida la intimación es la Parento-filial(Padre e hijo), la cual obedece al hecho que nuestro Dios, es ante todo nuestro Padre. Sí, Dios es nuestro Padre. Es algo tan maravilloso. Dios se revela como Abba. Hay una potestad de ser hechos hijos de Dios, al recibir y creer en Jesucristo. Recibimos el espíritu de adopción.
Este aspecto filial proclama la paternidad de Dios. Un concepto que hunde sus raíces en la institución del Goel (pariente cercano). Esa proximidad solidaria anunciada en esta figura del derecho tribal será constituida inicialmente en un atributo de Dios que nos revela a Dios como nuestro Libertador. Bajo la tinta de Isaías el vocablo Goel se va a constituir en un nombre de Dios, El Redentor. Sí el Goel es el pariente cercano que redime, en virtud de un lazo de familiaridad, el encargado de proteger, ayudar, liberar, vengar, en una palabra, suplir a la debilidad y a la impotencia de los suyos, colocando todo su servicio, poder y haber. Lo cual nos lleva a la circularidad de que quien redime lo hace por deber paternal o el deber paternal obliga a la redención.

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