La historia sigue a Martín, un niño que siempre llega tarde a la escuela debido a su dificultad para levantarse por las mañanas. Su reloj despertador, Tic-Toc, decide ayudarlo estableciendo un ritmo con su "tic-toc" para cada tarea matutina. Empezando por ponerse los zapatos, Martín aprende a seguir el ritmo para vestirse y prepararse, transformando su rutina en un juego motivador. Gradualmente, con el apoyo constante de Tic-Toc y el entretenido "tiki-tiki-tak", Martín gana confianza e independencia, logrando llegar a tiempo a la escuela cada día. La historia destaca la importancia de la puntualidad y cómo la estructura y el juego pueden fomentar la autoayuda en los niños.

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