Escuchar "MelP_372-Salmo_101_2-3"
Síntesis del Episodio
«En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; Ninguno de ellos se acercará a mí.» (Salmo 101:2b-3)El rey David sabía el peligro de rodearse de personas con falta de integridad; por lo tanto propuso separarse de los que se desvían y de toda cosa injusta. En hacerlo, mantiene el mismo principio que Pablo expone en su primera carta a los Corintios: «No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres» (1 Corintios 15:33). La intención de David era buena, incluso loable. Debemos buscar vivir en integridad y buscar mantener compañía con los que siguen los caminos del Señor. Pero David ignoraba un detalle importante. Al final el más grande ejemplo de falta de integridad en el palacio era el mismo rey David. Él mismo permitió que sus ojos contemplaran la injusticia y como consecuencia, él era la persona que se desvió y cayó en el adulterio, la mentira y el asesinato. Por eso necesitamos al Espíritu Santo (ver Sal. 51:11). Dios ha hecho morar su Espíritu en nosotros para convencernos del pecado, incluso antes de cometerlo. Como oraba David en el salmo 19, necesitamos que el Espíritu nos libre “de los [errores] que me son ocultos” (Salmo 19:12b). Y cuando tropezamos, el Espíritu nos puede traer convicción y llevarnos al arrepentimiento y a la restauración.Seamos obedientes al Espíritu Santo hoy para que andemos en la integridad de nuestro corazón delante de nuestro Dios. (David Bell)
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