Nos acompañamos.
Aunque bien sabemos,
que todo sendero se cumple en soledad.
Y es que esta compañía
se podría llamar así, compañía.
Y consiste en mantener
algún aspecto del principio activado.
Porque no sé si te has preguntado,
después de trascender ese síntoma
por el que alguna vez hemos pasado,
ese abandono,
que igualmente sabes bien que no es tal.
Entonces la pregunta era o es,
¿qué o quién me acompaña?
¿Qué o en cuánta soledad estoy?
Y es que no existe.
La soledad no existe, nunca existió.
Y si no lo crees, te desconoces.
Hemos sido creados con firme compañía
y se trata de otra instancia de ti,
es decir, te acompañas.
Cuando respiras, haces que eso,
esté aún más presente,
esté aún más activo y habilites aún más,
esa compañía.
Y te mantienes ahí,
respirando en soledad
y con la más absoluta compañía.
Dirás, ¿para qué me sirve?
Si en medio de mi desasosiego,
ni siquiera detecto tal compañía.
Si entre tanta angustia, nadie mitiga mi devenir.
Si cuando reclamo,
es como si nadie me escuchara.
Y, si en cierta medida,
aumenta toda esa sensación
y se profundiza y se ahonda
tu percepción de tu soledad mal entendida,
es porque te has distanciado de ti.
Te preguntarás ¿qué tanto? Obsérvate.
¿Qué tanta maldad expresas?
¿Cuán incómodo te sientes?
¿Evitas tus desafíos?
¿Persistes en saciar deseos?
¿Cuán distante estás de ti?,
para que te sientas así.
¿No ves que se trata
de la distorsión que has creado de ti?
Y, que si te propones, si te emplazas
y más, si rectificas actitud, valor, compromiso,
podrías acercarte a tu esencialidad,
a tu estado puro, a tu infinito Ser,
concebido ante la Presencia más reconfortante,
cálida, extraordinaria,
majestuosa y hermosa que existe.
En la que se produjeron
las fusiones más extremas,
las sustancias más fértiles,
las configuraciones que fueron creando
todo esto tan maravilloso.
Y estás incluido, estás vivo,
estás presente, estás consciente.
Y, entre los seres,
cuentas con tan significantes compañías,
nada menos que tu presencia.
Hermosa criatura,
estar en tu presencia, alivia la vida.
Así que proponte, para que nunca más
desconozcas quien eres y sepas valorar
tu divina presencia, tu más inmensa compañía
y sepas y puedas aliviar también,
las tensiones que le has impuesto a tu Ser,
que es el Ser.
Cuando puedas, manifiesta gratitud
y sabrás cuánto alimenta ese sentimiento,
a tu inmensa presencia.
¿Estarás bien? ¿Habrás comprendido?
¿Sabrás producir nociones más justas para ti?
Y sé valiente, sé acompañarte.
Notable presencia.
Om Namaha Shivaya

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