Reverencio al Padre Supremo, Señor Rudra.
Reverencio tu ira.
Reverencio tus flechas.
Reverencio tu arco y tus manos.
Oh Rudra, por la intercesión de tu flecha, arco y aljaba,
que han soltado sus iras y se han vuelto auspiciosos,
por favor, haznos en tu bondad.
Nada me convence más de mí,
me da fe y aliento, que el respiro que sostengo.
Rudra, Suprema Fuerza,
fuerza del rugido, de la constante toda,
exprésate en mí, el Ser que soy, el Ser que Es.
Ansiada celebración lunar, aquí estoy.
Dispensa en mí, toda bendición.
Honro al Ser, en lo que mi vida es.
Honro la luz que sé, soy.
Honro en amor la verdad de mi existencia.
¿Quién puedo ser para honrar?
si en la perfección existe todo.
Por eso, con humildad y respeto al Ser,
pronuncio un nombre resonante,
con la Esfera que crea toda esta luz;
Supremo Señor Rudra, atiéndeme.
La vida, mi vida, está plena de mis acciones,
las que fueron, las que son y las que serán.
Por eso te invoco, en mi facultad de conciencia
y en mi infinita devoción.

Toma de mi Ser, lo que tuyo es.
Toma de mí, la forma imprecisa.
Toma de mí, la irrealidad que no es.
Lanza con tu arco, la flecha de mi ignorancia,
de mi desdicha, de mi desamor.
Que se despidan lejos, donde ya no existan.
Haz que llegue la verdad que no alcanzo,
así sea desde tu ira. Sabré recibir en amor.
No permitas que desfallezca,
sin rendirme a tu bondad.
Me permito rendirme hoy
a la fuerza que desvanece el karma todo,
que depura con dulzura y sin castigo,
porque la gracia se gana, expresando lo que se es.
Supremo Señor Rudra,
estoy protegido de mí, por tu gracia y tu bondad.
Nada temo.
Om Namo Bhagavate Rudraya

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