Entre los posibles enfoques para gestionar la ansiedad he elegido el que a mí personalmente me ayuda. Consiste primero en practicar una respiración profunda centrada en el vientre para que el síntoma disminuya o se mitigue; entonces, podemos mirarlo y preguntarle su función en este momento de nuestra vida, el para qué se manifiesta en nosotros. La respuesta puede no ser inmediata, pero llega. Si una emoción poderosa limitante nos sale al paso, es precisamente ella la que muestra el camino hacia un propósito superior, hacia el logro de lo que más nos puede satisfacer en la vida desde un enfoque alineado con la misión vital. A mí, la ansiedad me ha mostrado numerosas veces que no estaba haciendo lo que me tocaba hacer en relación al camino de mi alma, por ejemplo. Gracias a ella, he podido retornar a este camino y con perseverancia ir hacia el verdadero anhelo de mi ser sin dejarme perder en las ilusiones o el temor.
Lo que aquí proponemos para la ansiedad, también valdría para otras emociones duras o limitantes. Espero que os sea útil. Podéis decirme si os ha servido dejando algún comentario. Gracias.

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