Al igual que el marketing automovilístico -o el marketing que sea, en realidad- se inventa palabros para hacer más atractivos sus diseños -véase SUV, crossover, roadster- el mundo del progresivo también se inventó uno -copiado de estos, por cierto- para definir un tipo de rock pensado y diseñado como un producto para agradar, con un envoltorio llamativo, que, al abrirlo, mostrase algo brillante, limpio, con aristas bien pulidas, y bien rematado, que te entra por los ojos y que te apetece tener entre las manos -los oídos, en este caso-. Lo llamó crossover prog. Nosotros lo naturalizamos llamándolo como siempre se ha llamado: rock comercial de toda la vida. Y no hay nada peyorativo en ello, no os vayáis a creer. Al contrario. Es un gusto disponerse libremente a dejarse atrapar por ritmos de indudable calidad aunque, según y como, de mayor o menor calado, que dejan el poso que dejan, pero que, o acarician como un guante de seda, o te hacen saltar de la silla para contorsionarte espasmódicamente -lo que algunos llaman bailar, vamos- o vete tú a saber lo que provocan. Hoy en día, el indiscutible maestro de esta cosa que llega a las masas es, sin duda, STEVEN WILSON. Pero es toda una corriente y hay muchos más: ROMAN ODOJ, LONELY ROBOT, CHIMPAN A, FROST*, MARK KELLY, PYMLICO ó ANNEKE VAN GIESBERGEN apuntan maneras, como podréis comprobar en la edición de esta semana que -efectivamente, lo habéis adivinado- hoy va de eso. Disfruten sin perjuicios. 'Hasta la semana que viene!

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