Érase una vez una tetera que vivía en una casita desde hacía mucho tiempo. Con el paso del tiempo la tetera había ido estropeándose y ya no servía para hacer te. Un día mamá decidió cambiarla y dársela a los niños para que jugaran con ella. La tetera estaba muy triste, pero con los niños encontró una ocupación que la hacía muy feliz. ¿Quieres saber cómo acaba el cuento?

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