SOBRE GUSTOS NO HAY NADA ESCRITO - De vez en cuando Abraham Lincoln se ponia furioso con algún su subordinado, uno de sus generales e incluso con algún amigo. En vez de desquitarse con esa persona directamente, escribía una extensa carta en la que explicaba su caso, por qué se equivocaban y que quería que supieran. Después la doblaba, la guardaba en el cajón de su escritorio y no la enviaba nunca. Muchas cartas sobreviven por casualidad. El sabía, al igual que el antiguo emperador romano, que es fácil contraatacar. Es tentador decir a la gente sus verdades. Pero casi siempre terminas arrepentido. Casi siempre deseas no haber mandado la carta. Recuerda la última vez que perdiste los estribos. ¿Cual fue el resultado? ¿Hubo algún beneficio? Tomado del Libro Estoicismo Cotidiano de Ryan Holiday y Stephen Hanselman, página 78. Sígueme en mis redes sociales en facebook.com/librosparacrecerenlavida o instagram.com/libros_para_crecer o youtube.com/hectormibanez o youtube.com/librosparacrecer. Bendiciones!! #hectormibanez #librosparacrecer #estoicismo

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