Escuchar "Lectura de la Página 49 del Libro de Texto de Un Curso de Milagros"
Síntesis del Episodio
I. La invitación al Espíritu Santo
1. La curación es un pensamiento por medio del cual dos mentes perciben su unidad y se regocijan.
Su gozo exhorta a todos los miembros de la Filiación a que se regocijen junto con ellas, y permite
que Dios acuda a ellas y se manifieste a través de ellas. Sólo la mente sana puede experimentar una
revelación de efectos duraderos porque la revelación es una experiencia de pura dicha. Si no eliges
ser completamente dichoso, tu mente no puede tener lo que no elige ser. Recuerda que para el
espíritu no hay diferencia alguna entre tener y ser. La mente superior piensa de acuerdo con las
leyes que el espíritu obedece, y, por lo tanto, honra únicamente la leyes de Dios. Para el espíritu,
obtener no significa nada y dar lo es todo. Al tenerlo todo, el espíritu lo conserva dándolo, y, de este
modo, crea de la misma manera en que el Padre creó. Aunque esta manera de pensar no tiene nada
que ver con la posesión de bienes materiales, aun a la mente inferior le resulta comprensible en
conexión con ideas. Si compartes una posesión física, ciertamente divides su propiedad. Mas si
compartes una idea, no la debilitas. Toda ella te sigue perteneciendo aunque la hayas dado
completamente. Lo que es más, si aquel a quien se la has dado la acepta como suya, eso la refuerza
en tu mente, y, por lo tanto, la expande. Si puedes aceptar el concepto de que este mundo es un
mundo de ideas, la creencia en la falsa conexión que el ego hace entre dar y perder desaparece.
1. La curación es un pensamiento por medio del cual dos mentes perciben su unidad y se regocijan.
Su gozo exhorta a todos los miembros de la Filiación a que se regocijen junto con ellas, y permite
que Dios acuda a ellas y se manifieste a través de ellas. Sólo la mente sana puede experimentar una
revelación de efectos duraderos porque la revelación es una experiencia de pura dicha. Si no eliges
ser completamente dichoso, tu mente no puede tener lo que no elige ser. Recuerda que para el
espíritu no hay diferencia alguna entre tener y ser. La mente superior piensa de acuerdo con las
leyes que el espíritu obedece, y, por lo tanto, honra únicamente la leyes de Dios. Para el espíritu,
obtener no significa nada y dar lo es todo. Al tenerlo todo, el espíritu lo conserva dándolo, y, de este
modo, crea de la misma manera en que el Padre creó. Aunque esta manera de pensar no tiene nada
que ver con la posesión de bienes materiales, aun a la mente inferior le resulta comprensible en
conexión con ideas. Si compartes una posesión física, ciertamente divides su propiedad. Mas si
compartes una idea, no la debilitas. Toda ella te sigue perteneciendo aunque la hayas dado
completamente. Lo que es más, si aquel a quien se la has dado la acepta como suya, eso la refuerza
en tu mente, y, por lo tanto, la expande. Si puedes aceptar el concepto de que este mundo es un
mundo de ideas, la creencia en la falsa conexión que el ego hace entre dar y perder desaparece.