No podemos resolver un problema a menos que sepamos de que se trata. El problema es que creemos tener muchos problemas distintos y, en realidad, solo tenemos un problema, y ya está resuelto.

En el preciso instante en el que creímos separarnos de Dios, se creó a la figura del Espíritu Santo para que nos diera la respuesta: "No te has separado, lo que Dios ha creado unido no se puede fragmentar". Y como el único tiempo que existe es el ahora, es ahora cuando tenemos que estar dispuestos a aceptar la respuesta.

La cantidad ingente de problemas distintos que parecemos tener no es más que el intento del ego de enmascarar nuestro único problema. De hecho, esa es la misión del ego, enmascarar y juzgarlo todo como erróneo para que no podamos ver que lo que nos muestran nuestros sentidos no es real.

Pero por fin nos hemos ido dando cuenta de que en este mundo de infinitos problemas "debe de tener truco", pues por muchos de ellos que conseguimos solucionar siguen surgiendo más y más. Pues sí, tiene truco, pues aunque nos habíamos especializado en ser "seres solucionadores de problemas" no lo conseguíamos y los problemas se perpetuaban infinitamente en el aparente tiempo. Ahora, en cambio, estoy dispuesto a reconocer el auténtico problema para que pueda ser resuelto...

Gracias, Espíritu Santo, por esta perfecta guía para hacerme la vida sencilla y feliz, libre de problemas, pues ya se han resuelto!. Gracias por llevarme de la Mano, Amado hermano mayor!????

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