Mi voluntad es que se haga la Voluntad de Dios, que es la misma que la mía.

Los deseos del ego han dado lugar a un mundo de ilusiones que pretende sustituir al mundo real. Los deseos del ego dieron lugar al mundo y los resentimientos lo mantienen, pero ahora, mediante el perdón de las ilusiones descubrimos que no podemos tener otra voluntad que la de Dios. Descubrimos que lo único que queremos es crear como Dios crea: amorosamente.

Crear es pensar amorosamente y dichos pensamientos son ciertamente luminosos pues reflejan el Reino de los Cielos aquí en la tierra.

El perdón reafirma mi voluntad de que haya luz y se expanda por doquier, pues al permitir que los pensamientos de ataque sean deshechos y descubrir que no hay nada que temer, descansamos en La Paz de Dios, pues esa es Su Voluntad.

Hágase la luz en mí para que pueda extenderla según Tu Plan, Padre nuestro!

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