Me gustaría llevar vuestra atención sobre el último párrafo del ejercicio de hoy, el punto 6. donde se nos dice que nos demos cuenta de que cuando barajamos las ideas de Dios, cuando pensamos a cerca de pensamientos que se refieren a la Verdad sobre nosotros y sobre los demás, el sistema de pensamiento que estamos usando es el del Espíritu Santo. En estos momentos estamos escuchando a la Voz de Dios en nosotros y no a la diminuta y solitaria Voz del ego, que le encantaría decirnos todo lo contrario, pues representa la locura del Hijo de Dios.

Siempre que hablamos del Amor incondicional que somos estamos usando la parte de nuestra mente que está sana, estamos usando nuestra mente recta, la Voz de Dios en nosotros.

Por ejemplo, siempre que leemos el Curso con la mente abierta, estamos permitiendo que aflore en el la Verdad; si, por el contrario, observamos que empezamos a emitir juicios, a criticar el ejercicio o a nosotros mismos por cómo lo estamos haciendo, querría decir que hemos permitido al ego interpretar la situación y ya nos hemos puesto en "modo ataque-defensa". Y aquí lo único que habría que hacer es perdonar, para abandonar esa falsa interpretación proveniente de esa vocecilla estridente y chismosa que pretende saberlo todo, pero que no sabe nada.

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