Escuchar "Lección 52. Repaso de las lecciones 6 a 10"
Síntesis del Episodio
Repaso de las Lecciones 6 a 10
6. “Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí”
7. “Sólo veo el pasado”
8. “Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado”
9. “No veo nada tal como es ahora”
10. “Mis pensamientos no significan nada”
Instrucciones para la práctica
Propósito: Repasar las lecciones y así dejar que se adentren en un nivel más profundo.
También, ver la relación entre ellas y lo entrelazado que está el sistema de pensamiento al que se te está llevando.
Ejercicios: Tan a menudo como puedas (sugerencia: cada hora, a la hora en punto), durante al menos dos minutos.
Solo y en un lugar tranquilo, lee una de las cinco lecciones y los comentarios relacionados. Fíjate en que los comentarios como si fueran tus propios pensamientos sobre la idea. Intenta imaginarte que son tus propias palabras. Te ayudará introducir tu nombre a menudo. Esto te preparará para la fase siguiente, en la que tú mismo produces pensamientos semejantes. Cierra los ojos y piensa en la idea y en los comentarios. Concretamente piensa en la idea central del párrafo del comentario. Reflexiona sobre ella. Deja que surjan pensamientos relacionados (utilizando el entrenamiento que has recibido en esa práctica). Si tu mente se distrae, repite la idea y luego vuelve a reflexionar sobre ella. Éste es el mismo ejercicio básico de la Lección 50, en el que activamente piensas sobre las ideas para dejar que se adentren más profundamente en tu mente.
Observaciones:
Al comienzo y al final del día lee las cinco lecciones. A partir de entonces, haz una lección por sesión de práctica, el orden no importa. Haz cada lección por lo menos una vez. Cumplido eso, concéntrate en una lección determinada si es la que más te atrae.
Comentario
Recuerda que la práctica general para estos repasos es leer los cinco pensamientos y sus comentarios dos veces al día, por la mañana y por la noche, y durante el día pasar al menos un periodo de dos minutos con cada una de las ideas.
Los pensamientos están concentrados en estos repasos, así que ofrezco sólo unas pocas observaciones sobre cosas que destacan para mí.
“La realidad no es nunca atemorizante” (1:2). La realidad es, por supuesto, lo que Dios creó. Cuando siento miedo, me resulta útil recordarme a mí mismo que lo que estoy viendo no está realmente ahí.
Yo soy el que fabrica las ilusiones atemorizantes. ¡Qué tranquilizador que se nos diga: “Nada en la creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión! (1:7). Ésa es la base para abandonar la culpa. Puedo estar confundido, equivocado, engañado, y engañar; pero nada de esto afecta a lo que es real. Lo que es real, es real sin importar lo que yo haga. El sol no
desaparece porque yo me tape los ojos. Así que, ¡todo lo que yo he hecho no ha tenido ningún efecto real! No hay nada por lo que yo tenga que sentirme culpable.
“Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada” (4:2). Una cosa es como es ahora. No es como era ayer; no es como será mañana. Las cosas existen ahora. Ésa es la única manera en que puedo verlas. Así es como son. Si veo el pasado, no veo nada. El
pasado no está aquí.
“No tengo pensamientos privados” (5:2). ¿Y si todo el mundo pudiera ver dentro de tu mente? ¿Y si lo que pensaste de tu jefe afectara a la guerra en Bosnia? ¿Sabes qué? Pueden ver. Afecta. Y, sin embargo, “no significan nada” (5:5). Si tienes pensamientos que crees privados, no significan nada. Tienen efectos dentro de la ilusión, pero no afectan a nada que sea real. Únicamente los pensamientos que se comparten tienen efectos reales, y los únicos pensamientos que se pueden compartir son los pensamientos que piensas con Dios.
6. “Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí”
7. “Sólo veo el pasado”
8. “Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado”
9. “No veo nada tal como es ahora”
10. “Mis pensamientos no significan nada”
Instrucciones para la práctica
Propósito: Repasar las lecciones y así dejar que se adentren en un nivel más profundo.
También, ver la relación entre ellas y lo entrelazado que está el sistema de pensamiento al que se te está llevando.
Ejercicios: Tan a menudo como puedas (sugerencia: cada hora, a la hora en punto), durante al menos dos minutos.
Solo y en un lugar tranquilo, lee una de las cinco lecciones y los comentarios relacionados. Fíjate en que los comentarios como si fueran tus propios pensamientos sobre la idea. Intenta imaginarte que son tus propias palabras. Te ayudará introducir tu nombre a menudo. Esto te preparará para la fase siguiente, en la que tú mismo produces pensamientos semejantes. Cierra los ojos y piensa en la idea y en los comentarios. Concretamente piensa en la idea central del párrafo del comentario. Reflexiona sobre ella. Deja que surjan pensamientos relacionados (utilizando el entrenamiento que has recibido en esa práctica). Si tu mente se distrae, repite la idea y luego vuelve a reflexionar sobre ella. Éste es el mismo ejercicio básico de la Lección 50, en el que activamente piensas sobre las ideas para dejar que se adentren más profundamente en tu mente.
Observaciones:
Al comienzo y al final del día lee las cinco lecciones. A partir de entonces, haz una lección por sesión de práctica, el orden no importa. Haz cada lección por lo menos una vez. Cumplido eso, concéntrate en una lección determinada si es la que más te atrae.
Comentario
Recuerda que la práctica general para estos repasos es leer los cinco pensamientos y sus comentarios dos veces al día, por la mañana y por la noche, y durante el día pasar al menos un periodo de dos minutos con cada una de las ideas.
Los pensamientos están concentrados en estos repasos, así que ofrezco sólo unas pocas observaciones sobre cosas que destacan para mí.
“La realidad no es nunca atemorizante” (1:2). La realidad es, por supuesto, lo que Dios creó. Cuando siento miedo, me resulta útil recordarme a mí mismo que lo que estoy viendo no está realmente ahí.
Yo soy el que fabrica las ilusiones atemorizantes. ¡Qué tranquilizador que se nos diga: “Nada en la creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión! (1:7). Ésa es la base para abandonar la culpa. Puedo estar confundido, equivocado, engañado, y engañar; pero nada de esto afecta a lo que es real. Lo que es real, es real sin importar lo que yo haga. El sol no
desaparece porque yo me tape los ojos. Así que, ¡todo lo que yo he hecho no ha tenido ningún efecto real! No hay nada por lo que yo tenga que sentirme culpable.
“Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada” (4:2). Una cosa es como es ahora. No es como era ayer; no es como será mañana. Las cosas existen ahora. Ésa es la única manera en que puedo verlas. Así es como son. Si veo el pasado, no veo nada. El
pasado no está aquí.
“No tengo pensamientos privados” (5:2). ¿Y si todo el mundo pudiera ver dentro de tu mente? ¿Y si lo que pensaste de tu jefe afectara a la guerra en Bosnia? ¿Sabes qué? Pueden ver. Afecta. Y, sin embargo, “no significan nada” (5:5). Si tienes pensamientos que crees privados, no significan nada. Tienen efectos dentro de la ilusión, pero no afectan a nada que sea real. Únicamente los pensamientos que se comparten tienen efectos reales, y los únicos pensamientos que se pueden compartir son los pensamientos que piensas con Dios.
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