"Un mundo sin significado engendra temor". Repite esta idea para tus adentros con los ojos cerrados. Luego abre los ojos y mira lentamente a tu alrededor mientras dices:
"Estoy contemplando un mundo que no tiene significado"
Repite esta afirmación para tus adentros mientras miras a tu alrededor. Luego cierra los ojos y concluye con:
"Un mundo que no tiene significado engendra temor porque creo que estoy compitiendo con Dios".

Gracias, amado Jesús, por hacer explícito el verdadero foco del temor, la loca idea de que he podido fabricar un mundo por mi cuenta y que, como creo que lo he hecho real, creo que compite con Dios por la hegemonía.

Esta es, sin duda, nuestra locura mental, creer que un sucedáneo dualista, pueda en modo alguno satisfacer las falsas necesidades del Hijo de Dios, que lo tiene todo en el Reino de los Cielos de donde nunca ha salido.

En ese preciso instante en que creímos separarnos, surgió ese aparente vacío que ahora parece que tenemos que rellenar y mantener a toda costa para sustituir al Reino que creímos perder. Pero, AHORA, podemos al fin relajarnos y permitir que aflore en nuestras mentes el "mundo real" que nos propone el Espíritu Santo como sustituto del mundo sin significado que habíamos creído fabricar. La propuesta del Espíritu Santo es un "mundo significativo" pues se basa en pensamientos amorosos que sí vienen de Dios.

Soltemos hoy el control y dejemos que Aquel que sabe guíe nuestros pasos!

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