Escuchar "CAPÍTULO 31. No soy víctima del mundo que veo"
Síntesis del Episodio
“No soy víctima del mundo que veo”
Instrucciones para la práctica
Propósito: Empezar a declarar tu liberación.
Ejercicios más largos: 2 veces, por la mañana y por la noche, duración de tres a cinco minutos.
Repite la idea dos o tres veces mientras miras lentamente a tu alrededor.
Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interior, el nivel de la causa. Deja que se presente cualquier pensamiento que quiera surgir, obsérvalo, y permite que se marche. Como con la Lección 10, es importante que permanezcas desapegado de tu
corriente de pensamientos. Intenta verlos como un desfile extraño de objetos sin significado y desorganizados, o como una serie de hojas flotando por un río. Deja que el
río siga moviéndose, no lo pares para pensar en un pensamiento concreto. Mientras lo observas moviéndose, repite la idea tan a menudo como quieras, sin prisa.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como puedas (se sugiere varias veces por hora).
Repite la idea. Mientras lo haces, conscientemente recuerda que estás declarando tu liberación de toda causa externa, y liberando a otras mentes en el proceso. Intenta repetirla con ese ánimo, te llevará cinco segundos.
Respuesta a la tentación: Cuando sientas que estás siendo víctima de algo del mundo.
Repite la idea. Sacarás más de ella si lo dices como una declaración de que te niegas a ser esclavo de acontecimientos externos y de las reacciones de tu ego.
Observaciones: La lección de hoy marca un progreso importante. La práctica diaria empieza ahora a marcar dos niveles: los períodos de práctica más largos, que se harán generalmente por la mañana y por la noche; y los más cortos, prácticas frecuentes durante el día (esto incluye los recordatorios frecuentes y la respuesta a la tentación). Éste es un paso importante hacia una estructura final que consta de cuatro partes: periodos de práctica de la mañana y de la noche, recordatorios cada hora, recordatorios frecuentes, y respuesta a la tentación.
Comentario
Como ya te habrás dado cuenta al leer la lección de hoy, no hay mucho pensamiento metafísico en ella. De hecho no hay nada, excepto en el pensamiento que lo encabeza. El resto de la lección son instrucciones de práctica. Así que mis comentarios seguirán la misma línea.
Sin embargo, el título de la lección es completo en sí mismo. Si piensas en ello, es sorprendente en cuántas maneras diferentes nos vemos a nosotros mismos como víctimas del mundo. Vamos por la vida sintiéndonos víctimas: del tiempo, del pelmazo que te interrumpe el tráfico o que te
quita el aparcamiento que buscas, del disco del ordenador cuando pierde tu archivo, de tu compañero de piso que te deja sin agua caliente justo antes de ducharte, del servicio lento del
restaurante, del tráfico que te retrasa para una cita. Por supuesto, luego están las personas que "a propósito y con mala intención" (pues esto es lo que el ego quiere que creas) te aterrorizan en la ciudad o quizá en tu casa.
Afirmar “No soy víctima del mundo que veo” es liberador y poderoso. Es asombroso cómo estas simples palabras pueden hacer desaparecer los sentimientos de debilidad e impotencia.
¡Pruébalo! Te gustará.
Aunque parezca mentira, también nos sentimos víctimas de enemigos invisibles, ¡incluso de nuestros propios pensamientos! ¿Has tenido alguna vez un ataque de ansiedad? ¿Has sentido
que Hacienda te saca los ojos? ¿Te has sentido víctima de un “sistema” injusto? ¿Acosado por las dudas de ti mismo? El mundo exterior no te ataca más que tu mundo interior. “Te liberarás de ambos al mismo tiempo pues el interno es la causa del externo” (2:5).
Esta lección introduce lo que será el plan general de la práctica básica de la mayor parte del Libro de Ejercicios, y para la práctica de continuación de los graduados del Libro de Ejercicios:
1. Dos periodos largos de práctica, por la mañana y por la noche, en los que aplicas la idea del día sobre una base sostenida.
2. Repeticiones frecuentes a lo largo del día, tan a menudo como puedas (un estudio de otras referencias a esto indican 4 o 5 veces por hora).
3. Usar la idea como “respuesta a la tentación” siempre que surja. La única práctica del Libro de Ejercicios que no aparece en esta lección son los periodos de práctica más corta, a las horas en punto y cada media hora. Esta práctica aparece más tarde en el
Libro de Ejercicios, para formar un hábito de práctica basado en la estructura del reloj, y luego cuando ya se ha establecido la práctica (supuestamente), se deja este tipo de práctica. Los tres elementos que se presentan aquí, en la Lección 31, se mantienen en las recomendaciones para la práctica después de haber acabado el Libro de Ejercicios (según se indica en el Manual para el Maestro, sección 16: ¿Cómo Debe Pasar el Día el Maestro de Dios?).
Asegúrate de hacer esos periodos más largos de práctica, de tres a cinco minutos, por la mañana y por la noche. No puedes tocar el piano saltándote la mitad de las notas, así que tampoco te
saltes estos periodos más largos.
Recuerda: Se te pide únicamente que apliques las ideas tal como se te indique. No se te pide que las juzgues. Se te pide únicamente que las uses. Es usándolas como cobrarán sentido para ti, y lo que te demostrará que son verdad. (L.In.8:3-6)
Instrucciones para la práctica
Propósito: Empezar a declarar tu liberación.
Ejercicios más largos: 2 veces, por la mañana y por la noche, duración de tres a cinco minutos.
Repite la idea dos o tres veces mientras miras lentamente a tu alrededor.
Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interior, el nivel de la causa. Deja que se presente cualquier pensamiento que quiera surgir, obsérvalo, y permite que se marche. Como con la Lección 10, es importante que permanezcas desapegado de tu
corriente de pensamientos. Intenta verlos como un desfile extraño de objetos sin significado y desorganizados, o como una serie de hojas flotando por un río. Deja que el
río siga moviéndose, no lo pares para pensar en un pensamiento concreto. Mientras lo observas moviéndose, repite la idea tan a menudo como quieras, sin prisa.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como puedas (se sugiere varias veces por hora).
Repite la idea. Mientras lo haces, conscientemente recuerda que estás declarando tu liberación de toda causa externa, y liberando a otras mentes en el proceso. Intenta repetirla con ese ánimo, te llevará cinco segundos.
Respuesta a la tentación: Cuando sientas que estás siendo víctima de algo del mundo.
Repite la idea. Sacarás más de ella si lo dices como una declaración de que te niegas a ser esclavo de acontecimientos externos y de las reacciones de tu ego.
Observaciones: La lección de hoy marca un progreso importante. La práctica diaria empieza ahora a marcar dos niveles: los períodos de práctica más largos, que se harán generalmente por la mañana y por la noche; y los más cortos, prácticas frecuentes durante el día (esto incluye los recordatorios frecuentes y la respuesta a la tentación). Éste es un paso importante hacia una estructura final que consta de cuatro partes: periodos de práctica de la mañana y de la noche, recordatorios cada hora, recordatorios frecuentes, y respuesta a la tentación.
Comentario
Como ya te habrás dado cuenta al leer la lección de hoy, no hay mucho pensamiento metafísico en ella. De hecho no hay nada, excepto en el pensamiento que lo encabeza. El resto de la lección son instrucciones de práctica. Así que mis comentarios seguirán la misma línea.
Sin embargo, el título de la lección es completo en sí mismo. Si piensas en ello, es sorprendente en cuántas maneras diferentes nos vemos a nosotros mismos como víctimas del mundo. Vamos por la vida sintiéndonos víctimas: del tiempo, del pelmazo que te interrumpe el tráfico o que te
quita el aparcamiento que buscas, del disco del ordenador cuando pierde tu archivo, de tu compañero de piso que te deja sin agua caliente justo antes de ducharte, del servicio lento del
restaurante, del tráfico que te retrasa para una cita. Por supuesto, luego están las personas que "a propósito y con mala intención" (pues esto es lo que el ego quiere que creas) te aterrorizan en la ciudad o quizá en tu casa.
Afirmar “No soy víctima del mundo que veo” es liberador y poderoso. Es asombroso cómo estas simples palabras pueden hacer desaparecer los sentimientos de debilidad e impotencia.
¡Pruébalo! Te gustará.
Aunque parezca mentira, también nos sentimos víctimas de enemigos invisibles, ¡incluso de nuestros propios pensamientos! ¿Has tenido alguna vez un ataque de ansiedad? ¿Has sentido
que Hacienda te saca los ojos? ¿Te has sentido víctima de un “sistema” injusto? ¿Acosado por las dudas de ti mismo? El mundo exterior no te ataca más que tu mundo interior. “Te liberarás de ambos al mismo tiempo pues el interno es la causa del externo” (2:5).
Esta lección introduce lo que será el plan general de la práctica básica de la mayor parte del Libro de Ejercicios, y para la práctica de continuación de los graduados del Libro de Ejercicios:
1. Dos periodos largos de práctica, por la mañana y por la noche, en los que aplicas la idea del día sobre una base sostenida.
2. Repeticiones frecuentes a lo largo del día, tan a menudo como puedas (un estudio de otras referencias a esto indican 4 o 5 veces por hora).
3. Usar la idea como “respuesta a la tentación” siempre que surja. La única práctica del Libro de Ejercicios que no aparece en esta lección son los periodos de práctica más corta, a las horas en punto y cada media hora. Esta práctica aparece más tarde en el
Libro de Ejercicios, para formar un hábito de práctica basado en la estructura del reloj, y luego cuando ya se ha establecido la práctica (supuestamente), se deja este tipo de práctica. Los tres elementos que se presentan aquí, en la Lección 31, se mantienen en las recomendaciones para la práctica después de haber acabado el Libro de Ejercicios (según se indica en el Manual para el Maestro, sección 16: ¿Cómo Debe Pasar el Día el Maestro de Dios?).
Asegúrate de hacer esos periodos más largos de práctica, de tres a cinco minutos, por la mañana y por la noche. No puedes tocar el piano saltándote la mitad de las notas, así que tampoco te
saltes estos periodos más largos.
Recuerda: Se te pide únicamente que apliques las ideas tal como se te indique. No se te pide que las juzgues. Se te pide únicamente que las uses. Es usándolas como cobrarán sentido para ti, y lo que te demostrará que son verdad. (L.In.8:3-6)
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