Domingo de la Vigésimo Primera Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo B. Lecturas Bíblicas

23/08/2015 51 min
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Síntesis del Episodio

• Jos 24, 1-2a. 15-17.18b. Nosotros serviremos al Señor: ¡Es nuestro Dios!
• Sal 33. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
• Ef 5, 21-32. Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
• Jn 6, 60-69. ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.

Tú tienes palabras de vida eterna. Ante la Eucaristía han de definirse la fe y las actitudes de los hombres. San Agustín comenta:
" ''Si no coméis mi carne...''. Y ¿quién sino la Vida pudiera decir esto de la Vida misma? Este lenguaje, pues, será muerte, no vida, para quien juzgue mendaz la Vida, escandalizáronse los discípulos; no todos a la verdad, sino muchos, diciendo entre sí: ¡Qué duras son estas palabras! ¿Quién puede sufrirlas?... ¿Qué les respondió, pues? ¿Os escandaliza esto? Pues, ¿qué será ver al Hijo del Hombre subir a donde primero estaba? Claro es; si puedo subir íntegro, no puedo ser consumido.
" Así, pues, nos dio en su Cuerpo y en su Sangre un saludable alimento y, a la vez, en dos palabras, resolvió la cuestión de su integridad. Coman, por lo mismo, quienes lo comen y beban quienes lo beben; tengan hambre y sed; coman la Vida, beban la Vida. Comer esto es rehacerse; pero en tal modo te rehaces que no se deshace aquello con que te rehaces. Y beber aquello, ¿qué otra cosa es sino vivir? Cómete la Vida, bébete la Vida; tú tendrás vida sin mengua de la Vida. Entonces será esto, el Cuerpo y la Sangre de Cristo será Vida para cada uno cuando lo que en este sacramento se toma visiblemente, el pan y el vino, que son signos, se come espiritualmente y espiritualmente se beba lo que significa. Porque le hemos oído al Señor decir: "El Espíritu es el que da vida, la carne no aprovecha nada. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay en vosotros algunos que no creen" (Ibid. 64-65). Eran los que decían: "¡Cuán duras palabras son estas!, ¿quién las puede aguantar?" (ib. 62). Duras, sí, para los duros; es decir son increíbles, mas lo son para los incrédulos " (Sermón 131, 1).

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