Lección 154 de Un Curso Sobre Milagros

22/05/2019 12 min
Lección 154 de Un Curso Sobre Milagros

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Síntesis del Episodio

L E C C I Ó N 154
L154 Me cuento entre los ministros de Dios.
L154.1 1 Hoy no seamos arrogantes ni falsamente humildes. 2 Ya hemos superado tales necedades. 3 No podemos juzgarnos a nosotros mismos, ni hace falta que lo hagamos. 4 Eso no haría más que aplazar la decisión y pospondría nuestro compromiso con nuestra función. 5 No es asunto nuestro juzgar nuestra valía y tampoco podríamos saber cuál es el mejor papel para nosotros, es decir, qué podríamos hacer dentro de un plan más amplio que no somos capaces de captar en su totalidad. 6 Nuestra parte es moldeada en el Cielo, no en el infierno. 7 Lo que pensamos que es debilidad puede ser fuerza, y lo que creemos que es nuestra fuerza, a menudo es arrogancia.
L154.2 8 Sea cual sea el papel que se te asignó, fue seleccionado por la Voz que habla por Dios, Cuya función es también la de hablar por ti. 9 Observando tus puntos fuertes exactamente como son, e igualmente concienciando dónde puedes hacer mejor uso de ellos, con qué propósito, a quién puedes ayudar, y cuándo el Espíritu Santo escoge y acepta tu parte por ti. 10 Él no actúa sin tu consentimiento. 11 Pero no se deja engañar con respecto a lo que realmente eres y sólo escucha a Su Voz en ti.
L154.3 12 Es por medio de la facultad del Espíritu Santo de oír una sola Voz, la Cual es la Suya Propia, como finalmente vas a concienciar que en ti hay realmente una sola Voz. 13 Y esa única Voz asigna tu función y te la hace llegar, proporcionándote la fuerza necesaria para comprenderla, ejecutar lo que ésta requiere y triunfar en todo lo que hagas que esté relacionado con ella. 14 Dios se ha unido a Su Hijo en esto y, de este modo, Su Hijo se convierte en mensajero de su unidad con Él.
L154.4 15 Este unirse del Padre con el Hijo por medio de la Voz que habla por Dios es lo que aparta la salvación del mundo. 16 Esta Voz que habla de leyes que el mundo no obedece, es la que promete salvar de todo pecado, aboliendo la culpa en la mente que Dios creó libre de pecado. 17 Ahora, esta mente vuelve a tomar conciencia de Quien La creó, así como de la eterna Unión de Su Creador con Ella Misma. 18 Y así, Su Yo constituye la única Realidad en la Cual Su Voluntad y La de Dios están unidas.
L154.5 19 El mensajero no se pone a escribir el mensaje que va a entregar. 20 Tampoco cuestiona el derecho del que lo escribe, ni pregunta por qué razón ha escogido a los que han de recibir el mensaje que lleva. 21 Es suficiente que lo acepte, lo lleve a los que fueron designados para recibirlo y cumpla con su cometido de entregarlo. 22 Si insiste en juzgar lo que los mensajes deberían ser, o cuál es su propósito, o adónde los debería llevar, no estaría desempeñando debidamente su parte de portador de la Palabra.
L154.6 23 Hay una diferencia fundamental en el papel que desempeñan los mensajeros del Cielo, que los distingue de los que el mundo emplea. 24 Los mensajes que entregan van dirigidos, en primer lugar, a ellos mismos. 25 Y únicamente en la medida en que los pueden aceptar para sí se vuelven ca-paces de llevarlos más lejos y de entregarlos a todos los sitios donde se dispuso que fueran entregados. 26 Al igual que los mensajeros del mundo, ellos no escribieron los mensajes de los que son portadores, pero se convierten —en el sentido más verdadero de la palabra— en los primeros que los reciben, y los reciben a fin de prepararse para entregarlos.
L154.7 27 Un mensajero terrenal cumple su misión entregando todos los mensajes de los cuales es portador a sus respectivos destinos. 28 Los mensajeros de Dios cumplen con su parte aceptando los Mensajes de Dios como si fuesen para ellos mismos, y demuestran que han comprendido los Mensajes entregándolos a sus destinatarios. 29 Ellos no aceptan ningún papel que no les haya sido previamente asignado por Su autoridad. 30 Y, de esta forma, se benefician con cada mensaje que entregan.
L154.8 31 ¿Estás dispuesto a recibir los Mensajes de Dios? 32 Pues así te conviertes en Su mensajero. 33 Ahora, estás nombrado. 34 No obstante, te estás demorando en entregar los mensajes que has recibido, por eso no te das cuenta de que son para ti y por lo tanto, no los reconoces como tales. 35 Nadie puede recibir y comprender que ha recibido hasta que no dé. 36 Pues en el dar está su aceptación de lo que recibió.
L154.9 37 Ustedes, que ahora son los mensajeros de Dios, reciban Sus mensajes, pues hacerlo forma parte del papel que les fue asignado. 38 Dios no ha dejado de ofrecerles lo que necesitan, ni tampoco ha dejado de ser aceptado. 39 No obstante, hay otra parte de la tarea que les fue asignada que todavía falta por ejecutar. 40 Aquel Que recibió los Mensajes de Dios para ustedes quisiera que también fuesen recibidos por ustedes. 41 Pues, de esta manera, se identificarían con Él y reivindicarían Lo que les pertenece.
L154.10 42 Este unirse es lo que nos proponemos reconocer hoy. 43 No trataremos de mantener nuestras mentes separadas de Aquel Que habla por nosotros, pues no es sino nuestra propia voz la que oímos cuando Le prestamos atención. 44 Únicamente Él puede hablarnos a nosotros y hablar por nosotros, uniendo en una sola Voz el recibir y dar la Palabra de Dios; el dar y recibir de Su Voluntad.
L154.11 45 Nuestra práctica de hoy consiste en dar a Dios lo que quiere, de manera que podamos reconocer los dones que nos da. 46 Él necesita nuestra voz para hablar por nosotros. 47 Necesita nuestras manos para cargar Sus mensajes y entregárselos a los que Él designe. 48 Necesita nuestros pies para llevarnos donde Él quiere, de manera que los que esperan acongojados puedan finalmente liberarse. 49 Y necesita que nuestra voluntad esté unida a la Suya para que podamos ser los verdaderos receptores de los dones que Él da.
L154.12 50 Aprendamos hoy tan solo la lección que sigue: no vamos a darnos cuenta de lo que recibimos hasta tanto no lo demos. 51 Han oído esto cientos de veces y de cien maneras diferentes y, sin embargo, todavía no lo creen. 52 Pero una cosa es segura: hasta que no lo creas, recibirás miles y miles de milagros pero no sabrás que Dios Mismo no se ha quedado con ningún Don Que Tú ya no poseas, ni ha negado a Su Hijo la más mínima bendición. 53 ¿Qué significado puede tener esto para ti hasta tanto no te hayas identificado con él y con lo que es suyo?
L154.13 54 Nuestra lección de hoy reza así:
L154.14 55 Me cuento entre los Ministros de Dios y me siento agradecido de disponer de los medios por los cuales puedo llegar a reconocer que estoy libre.
L154.15 56 El mundo retrocede a medida que iluminamos nuestras mentes y reconocemos que estas santas palabras son verdad, 57 pues constituyen el mensaje que hoy nos envía nuestro Creador. 58 Ahora demostraremos cómo han hecho cambiar lo que pensábamos sobre nosotros mismos y lo que es nuestra función. 59 Pues, al demostrar que no aceptamos ninguna voluntad que no compartamos, los numerosos dones que hemos recibido de nuestro Creador aparecerán de inmediato ante nuestra vista y llegarán a nuestras manos, y así reconoceremos lo que hemos recibido.