Lección 152 de Un Curso Sobre Milagros

21/05/2019 11 min
Lección 152 de Un Curso Sobre Milagros

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Síntesis del Episodio

L E C C I Ó N 152
L152 Mío es el poder de decidir.
L152.1 1 Nadie puede sufrir pérdida alguna a menos que ésa haya sido su propia decisión. 2 Nadie sufre dolor salvo cuando él mismo lo decide. 3 Nadie puede estar afligido, sentir temor o creer que está enfermo, a menos que sean esos los resultados que quiere para sí. 4 Y nadie muere sin su propio consentimiento. 5 Nunca ocurre nada que no sea una representación de tus deseos, ni se omite nada de lo que has decidido. 6 He aquí tu mundo, completo hasta el más ínfimo detalle. 7 He aquí toda la realidad que tiene para ti. 8 Y sólo aquí es donde se encuentra la salvación.
L152.2 9 Tal vez creas que ésta es una postura extrema o demasiada abarcadora para ser verdad. 10 Pero, ¿puede la Verdad hacer excepciones? 11 Si realmente se te ha dado Todo, ¿cómo puede ser real perder? 12 ¿Puede acaso el dolor ser parte de la paz, o la aflicción de la alegría? 13 ¿Cómo van el miedo y la enfermedad a poder adentrarse en una mente en la que moran el Amor y el reflejo aquí de la perfecta Santidad? 14 La Verdad tiene necesariamente que abarcar todo, si de hecho es la Verdad. 15 No aceptes opuestos ni excepciones, pues hacerlo es contradecir enteramente la Verdad.
L152.3 16 Salvarse es reconocer que la Verdad es verdad, y que nada más lo es. 17 ya has oído esto, pero puede que todavía no hayas aceptado ambas partes de la aseveración. 18 Sin la primera, la segunda no tiene sentido. 19 Pero, sin la segunda, la primera deja de ser verdad. 20 La Verdad no puede tener un opuesto. 21 Nunca nos cansaremos de decir esto, ni de pensarlo. 22 Pues si lo que no es verdad es tan verdadero como lo que lo es, entonces parte de la Verdad sería falsa y la Verdad habría perdido su significado. 23 Sólo la Verdad es verdad, y lo que es falso, falso es.

L152.4 24 Ésta es la más sencilla de las distinciones, si bien la más confu-sa. 25 Pero no porque sea una distinción difícil de percibir, 26 sino porque se halla oculta tras una vasta gama de decisiones que no parecen ser entera-mente tuyas. 27 Y así, la Verdad parece tener algunos aspectos que ponen en entredicho su consistencia, aunque no parezcan ser contradicciones que tú mismo introdujiste.
L152.5 28 Dado que Dios Te creó, tienes necesariamente que permanecer sin cambio alguno; siendo los estados transitorios falsos por definición. 29 Y eso incluye todos los cambios en tus sentimientos, todas las alteraciones en las condiciones de tu cuerpo o de tu mente, todo lo que conciencias y todas las respuestas que das. 30 Ésta es la condición toda abarcadora que separa a la Verdad de la mentira, y mantiene a lo falso separado de la Verdad dado lo que Ésta es.
L152.6 31 ¿No es acaso extraño que creas que pensar que hiciste el mundo que ves es arrogancia? 32 Dios no lo creó. 33 De eso puedes estar seguro. 34 Porque, ¿qué puede saber Él de lo que es efímero, de los que han pecado y se sienten culpables, de los que tienen miedo, de los que sufren y se sienten solos, o de la mente que vive dentro de un cuerpo, el cual tiene necesariamente que morir? 35 Lo único que estás haciendo es acusar a Dios de demencia, al pensar que hizo un mundo en el que tales cosas parecen ser reales. 36 Él no está loco. 37 Sin embargo, sólo la locura hace un mundo como éste.
L152.7 38 Pensar que Dios hizo el caos, contradijo Su Propia Voluntad, inventó opuestos a la Verdad y sufrió la muerte para triunfar sobre la vida, todo esto es arrogancia. 39 La humildad se daría cuenta de inmediato de que esas cosas no provienen de Él. 40 ¿Y acaso puedes ver realmente lo que Dios no creó? 41 Pensar que puedes es sencillamente creer que realmente puedes percibir lo que Dios no quiso. 42 ¿Y qué puede ser más arrogante que esto?
L152.8 43 Seamos hoy verdaderamente humildes y aceptemos lo que hemos hecho como lo que es. 44 Tenemos el poder de decidir. 45 Decide aceptar únicamente el lugar que te corresponde como Cocreador del Universo, y todo de lo que creías haber hecho desaparecerá. 46 Lo que surgirá entonces en tu concienciación será todo lo que siempre estuvo ahí, eternamente como es ahora. 47 Y tomará el lugar de los autoengaños hechos especialmente para usurpar el altar erigido al Padre y al Hijo.
L152.9 48 Hoy practicaremos la verdadera humildad, abandonando la falsa pre-tensión con la que el ego intenta probar que la humildad es arrogancia. 49 Sólo el ego puede ser arrogante. 50 Pero la Verdad es humilde cuando reconoce Su poderío, inmutabilidad y eterna Completitud toda abarca-dora, el perfecto Don de Dios para Su Hijo bienamado.
L152.10 51 Dejamos a un lado la arrogancia que afirma que somos pecadores, culpables y temerosos, avergonzados de lo que somos. 52 Y, en su lugar, elevamos nuestros corazones con verdadera humildad hasta Él, Que nos creó inmaculados, semejantes a Él en Poder y Amor. 53 Tenemos el poder de decidir. 54 Y aceptamos de Él lo que realmente somos y humildemente reconocemos al Hijo de Dios.
L152.11 55 Reconocer al Hijo de Dios implica asimismo que hemos dejado a un lado todos los conceptos acerca de nosotros mismos y reconocido su falsedad. 56 Hemos percibido su arrogancia. 57 Y, con humildad y alegría, aceptamos como nuestros el esplendor del Hijo de Dios, su afabilidad, su perfecta impecabilidad, el Amor de su Padre, su derecho al Cielo y a la liberación del infierno. 58 Ahora nos unimos en el grato reconocimiento de que las mentiras son falsas, y de que sólo la Verdad es verdad.
L152.12 59 Al levantarnos y pasar cinco minutos practicando los caminos de la Verdad, alentaremos a nuestras temerosas mentes con esto:
L152.13 60 Tengo el poder de decidir. 61 Hoy me aceptaré a mí mismo Tal como la Voluntad de Mi Padre Me creó.
L152.14 62 Luego aguardaremos en silencio, abandonando todo autoengaño a medida que pedimos humildemente a nuestro Yo que se nos revele. 63 Y Aquel Que nunca se fue regresará nuevamente a nuestra concienciación, agradecido de poder restaurar Su Morada en Dios, que es para lo que fue creado.
L152.15 64 Con paciencia, espéralo a lo largo del día, invitándolo cada hora con las palabras con las que diste comienzo al día, terminándolo con esa misma invitación a tu Yo. 65 La Voz que habla por Dios te contestará, pues habla por Ti y por Tu Padre. 66 Reemplazará todos tus frenéticos pensa-mientos por la paz de Dios, tus autoengaños por la Verdad de Dios y tus ilusiones acerca de ti mismo por el Hijo de Dios.