Lección 140 de Un Curso sobre Milagros

15/05/2019 12 min
Lección 140 de Un Curso sobre Milagros

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Síntesis del Episodio

L E C C I Ó N 140
L140 Puede decirse que la salvación es lo único que cura.
L140.1 1 La palabra "cura" no puede aplicarse a ningún remedio que el mundo considere beneficioso. 2 Lo que el mundo percibe como un remedio terapéutico es sólo aquello que hace que el cuerpo se sienta "mejor". 3 Pero cuando trata de curar a la mente, el mundo no la considera como algo se-parado del cuerpo, dentro del cual cree que ella existe. 4 Por lo tanto, sus medios de curación tienen que substituir una ilusión por otra. 5 Una creencia en la enfermedad adopta otra forma, y de esta manera, ahora el paciente percibe que se siente restablecido.
L140.2 6 Pero no se ha curado. 7 Sencillamente soñó que estaba enfermo y en el sueño encontró una fórmula mágica para curarse. 8 Sin embargo, al no haber despertado del sueño, su mente continúa en el mismo estado que antes. 9 Él no ha visto la luz que lo podría despertar y poner fin a su sueño. 10 ¿Qué diferencia establece el contenido de un sueño en la Realidad? 11 Ninguna, pues o uno está dormido o despierto. 12 Entre los dos no hay nada.
L140.3 13 Los sueños felices que el Espíritu Santo ofrece son diferentes del soñar del mundo, donde lo único que uno puede hacer es soñar que está despierto. 14 Los sueños que el perdón permite a la mente percibir no inducen a otra forma de sueño, de manera que el soñador sueñe otro sueño. 15 Sus sueños felices son emisarios del amanecer de la Verdad en la mente. 16 Ellos conducen del sueño a un suave despertar, de tal manera que los sueños se desvanecen. 17 Y así, curan por toda Eternidad.
L140.4 18 El Redimir cura con toda seguridad, y cura toda enfermedad. 19 Pues la mente que comprende que la enfermedad no es sino un sueño, no se deja engañar por ninguna de las formas que el sueño pueda adoptar. 20 Donde no hay culpa no puede haber enfermedad, pues ésta no es sino otra forma de culpa. 21 El Redimir no cura a los enfermos, pues eso no es curar. 22 Pero sí elimina la culpa que hacía posible la enfermedad . 23 Y eso, ciertamente es curar. 24 Pues ahora la enfermedad ha desaparecido, sin que quede nada adonde pueda regresar.
L140.5 25 ¡Que la paz sea con ustedes que han sido curados en Dios y no en sueños inútiles! 26 Pues la curación tiene que venir de la santidad, y la santidad no puede encontrarse allí donde se aprecia el pecado. 27 Dios mora en templos santos. 28 No se Le permite la entrada donde el pecado ha hecho acto de presencia. 29 No obstante, no hay ningún Lugar en el Que Dios no esté. 30 Por lo tanto, el pecado no tiene un sitio donde poder ocultarse de Su beneficencia. 31 No hay lugar en el que la santidad esté ausente, ni ningún sitio donde el pecado y la enfermedad puedan morar.
L140.6 32 El pensamiento que cura es éste: 33 No hace distinciones entre irrealidades. 34 Tampoco trata de curar lo que no está realmente enfermo, porque no concibe que ahí haya necesidad de curar. 35 Este pensamiento no es magia. 36 Sencillamente, llama a la Verdad, la Cual no puede fallar de curar y lo va hacer eternamente. 37 No es éste un pensamiento que juzga una ilusión por su tamaño, su aparente gravedad, o por cualquier cosa que esté relacionada con la forma en la que se manifiesta. 38 Sencillamente, se con-centra en lo que es, y sabe que ninguna ilusión puede ser real.
L140.7 39 No tratemos hoy de curar lo que no puede enfermar. 40 La curación debe procurarse, pero sólo para el sitio donde se encuentra la enfermedad, para entonces aplicarla a lo que está enfermo, de manera que se pueda curar. 41 Ninguno de los remedios que el mundo suministra puede realmente producir cambio alguno en nada; 42 en cambio, la mente que lleva sus ilusiones ante la Verdad sí cambia realmente. 43 No hay otro cambio que éste. 44 Pues, ¿cómo puede una ilusión diferir de otra más que en atributos que no tienen substancia, realidad, núcleo, ni nada que sea verdaderamente diferente?
L140.8 45 Hoy nos proponemos cambiar nuestra forma de pensar con respecto a lo que constituye la fuente de la enfermedad, pues estamos buscando una cura para todas las ilusiones, no otro alternar entre las curas. 46 Hoy vamos a tratar de encontrar la fuente de la curación, la cual se encuentra en nuestras mentes porque Nuestro Padre La ubicó ahí para nosotros. 47 No está más alejada de nosotros que nosotros de nosotros mismos. 48 Ella está tan cerca de nosotros como lo nuestros propios pensamientos, tan cerca que es imposible que La podamos perder de vis-ta. 49 Sólo necesitamos buscarla y con toda seguridad La encontraremos.
L140.9 50 Hoy no nos dejaremos engañar por lo que a nosotros nos parezca estar enfermo. 51 Hoy iremos más allá de las apariencias hasta llegar a la fuente de la curación, de la que nada está exento. 52 Tendremos éxito en la medida en que nos demos cuenta de que nunca puede existir una distinción válida entre lo falso y lo que es igualmente falso. 53 En esto no hay gradación ni creencia alguna de que lo que no existe pueda ser más cierto en algunas de sus formas que en otras. 54 Todas las ilusiones son falsas, y se pueden curar precisamente porque no son verdaderas.
L140.10 55 Así pues, dejamos a un lado nuestros amuletos, nuestros talismanes y medicamentos, así como nuestras encantaciones y trucos mágicos, cual-quiera que sea la forma que adopten. 56 Vamos a aquietarnos y a ponernos a escuchar de la voz que cura, la cual curará todos los males como si se tratara de uno solo, restaurando así la cordura del Hijo de Dios. 57 Ninguna otra voz sino ésta puede curar. 58 Hoy escucharemos una sola Voz, la Cual nos habla de la Verdad, en la Que toda ilusión termina, y la paz retorna a la eterna y apacible Morada de Dios.
L140.11 59 Al comenzar el día, nos despertamos oyéndolo y dejaremos que nos hable durante cinco minutos, al igual que al terminar el día, cuando Lo escucharemos nuevamente durante otros cinco minutos, antes de irnos a dormir. 60 Nuestra única preparación consistirá en dejar de lado los pensamientos que constituyan una interferencia, no uno por uno, sino todos a la vez. 61 Pues todos son lo mismo. 62 No hace falta hacer distinciones entre ellos y demorar así el momento en que podamos oír a Nuestro Padre hablarnos. 63 Lo oímos ahora. 64 Hoy vamos a Él.
L140.12 65 Sin nada en nuestras manos a que aferrarnos, y elevando nuestros corazones y mentes alertas, oramos:
L140.13 66 La salvación es lo único que cura. 67 ¡Padre! háblanos, para que nos podamos curar.
L140.14 68 Y sentiremos la salvación cubrirnos con una suave protección y con una paz tan profunda que ninguna ilusión podrá perturbar nuestras mentes ni ofrecernos pruebas de que es real. 69 Esto es lo que aprenderemos hoy. 70 Cada hora repetiremos nuestra plegaria de curación, y cuando el reloj marque la hora, dedicaremos un minuto a oír la respuesta a nuestra plegaria, que se nos dará mientras esperamos en silencio y con alegría. 71 Hoy es el día en que nos llega la curación. 72 Hoy es el día en que a la sepa-ración le llega su fin y en el que recordamos Quién somos realmente.