Escuchar "Lección 135 de Un Curso sobre Milagros"
Síntesis del Episodio
L E C C I Ó N 135
L135 Si me defiendo es porque me atacan.
L135.1 1 ¿Quién se defendería a menos que creyera que lo están atacando, que el ataque es real y que defendiéndose es cómo se puede salvar? 2 La insensatez de defenderse radica en esto: otorga absoluta realidad a las ilusiones y luego intenta lidiar con ellas como si fuesen reales. 3 Esto añade más ilusiones a las ilusiones, haciendo además que la corrección sea doblemente difícil de lograr.
L135.2 4 Y esto es lo que haces cuando tratas de planificar el futuro, reactivar el pasado, u organizar el tiempo presente, de acuerdo con tus deseos. 5 Actúas basándote en la creencia de que tienes que protegerte de lo que está ocurriendo porque necesariamente encierra una amenaza para ti. 6 Sentirte amenazado es reconocer en ti una debilidad inherente, creer que hay un peligro que tiene el poder de impulsarte a que prepares una defensa apropiada.
L135.3 7 El mundo está basado en esta creencia demente. 8 Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus castigos e imponentes armamentos, sus normas jurídicas y códigos, su ética, sus líderes y sus dioses, no hacen más que perpetuar esta sensación de amenaza. 9 Pues nadie andaría por el mun-do revestido de una armadura a cuestas sino fuese porque el terror le encoge el corazón.
L135.4 10 Defenderse da miedo 11 porque surge del miedo, el cual se intensifica con cada defensa que se establece. 12 Crees que defenderte te ofrece seguridad, 13 sin embargo lo que hace es proclamar que el miedo es real y que el terror está justificado. 14 ¿No te parece extraño que al elaborar tus planes, reforzar tu armadura y asegurar más tus cerraduras, no te detengas a pensar qué es lo que estás defendiendo, cómo lo estás defendiendo y contra qué?
L135.5 15 Examinemos en primer lugar qué es lo que defiendes. 16 Debe de ser algo muy débil y fácil de asaltar. 17 Debe de ser algo que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí mismo y que, por consiguiente necesita que lo defiendas. 18 ¿Qué otra cosa, sino el cuerpo adolece de tal fragilidad que para proteger su insignificante vida es necesario prestarle un constante cuidado, estar alerta y preocuparse profundamente por su bienestar? 19 ¿Qué otra cosa que no sea el cuerpo flaquea y necesariamente deja de servir de digno anfitrión del Hijo de Dios?
L135.6 20 Sin embargo, no es el cuerpo el que puede temer o ser algo temible. 21 Las únicas necesidades que tiene son las que tú mismo le asignas . 22 No necesita complicadas estructuras que lo defiendan, ni medicamentos para conservar la salud, ni cuidados, ni que te preocupes por él en absoluto. 23 Si defiendes su vida, le haces regalos para embellecerlo o construyes muros para protegerlo, estás declarando que tu hogar está a merced del ladrón del tiempo, que es corruptible, que se está deteriorando y que es tan vulnerable que tienes que protegerlo con tu propia vida.
L135.7 24 ¿No es éste un cuadro aterrador? 25 ¿Puedes acaso tener paz con semejante concepto de tu hogar? 26 Sin embargo, ¿qué otra cosa, sino tus propias creencias, fue lo que otorgó al cuerpo el derecho a servirte de esta manera? 27 Fue tu mente la que asignó al cuerpo todas las funciones que percibes en él y la que fijó su valor muy por encima del pequeño montón de polvo y agua que realmente es. 28 ¿Quién defendería semejante cosa si reconociese que eso es lo que es?
L135.8 29 El cuerpo no necesita ninguna defensa. 30 No podemos hacer suficiente hincapié en esto. 31 El cuerpo se mantendrá fuerte y saludable si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y metas exageradas que no puede alcanzar. 32 Tales intentos —ridículos aunque profundamente apreciados— son la fuente de muchos de los ataques dementes a que lo sometes. 33 Pues parece que no está a la altura de tus esperanzas, necesidades, valores y sueños.
L135.9 34 El "yo" que necesita protección no es real. 35 El cuerpo —sin valor intrínseco ni merecedor de la más mínima defensa— sólo requiere que se le perciba como algo completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento saludable y útil, por medio del cual la mente puede funcionar hasta que ese cuerpo deje de tener utilidad. 36 Pues ¿quién querría conservarlo una vez que haya dejado de ser útil?
L135.10 37 Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente. 38 Pues habrás visto en ella las debilidades, las limitaciones, las faltas y los defectos de los que piensan que hay que liberar al cuerpo. 39 Así, no podrás ver a la mente como algo separado de las condiciones corporales, 40 e impondrás al cuerpo todo el dolor que proviene de concebir a la mente como frágil, limitada, apartada de las demás mentes y separada de su Fuente.
L135.11 41 Éstos son los pensamientos que necesitan curación y una vez que éstos hayan sido corregidos y reemplazados por la Verdad, el cuerpo responderá con salud. 42 La Verdad es la única defensa real del cuerpo. 43 Sin embargo, ¿acaso recurres a Ella para defenderlo? 44 El tipo de protección que le ofreces no lo beneficia en absoluto, sino que añade más angustia a tu mente. 45 Y no sólo no te curas, sino que eliminas toda esperanza de curación, pues no puedes ver dónde debe depositarse la esperanza, para ser significativa.
L135.12 46 La mente que se ha curado no hace planes. 47 Simplemente, ejecuta los que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya. 48 La mente espera hasta que se le haya enseñado lo que debe hacerse y luego procede a hacerlo. 49 La mente no depende de sí misma para nada, exceptuando su adecuación para ejecutar los planes que le fueron asignados. 50 La mente se siente segura por la certeza que tiene de que ningún obstáculo puede impedir que progrese hacia el logro de cualquier meta que sirva al plan mayor, que fue diseñado para el bien de todos.
L135.13 51 La mente que se ha curado ha sido liberada de la creencia de que tiene que hacer planes, si bien no puede saber cuál desenlace sería el mejor; los medios por los que éste se puede alcanzar ni cómo reconocer el problema que el plan tiene como propósito solucionar. 52 La mente que hace planes, al ejecutarlos, necesariamente hará un mal uso del cuerpo, mientras no reconozca que esto es así. 53 Pero cuando acepte que eso es verdad se curará y dejará de lado al cuerpo.
L135.14 54 Esclavizar el cuerpo para que ejecute los planes que una mente no curada traza para salvarse a sí misma es lo que hace que el cuerpo se enferme. 55 En tal caso, no será libre para convertirse en instrumento que ayude a un plan que abarque mucho más que su propia protección y que sólo re-quiera sus servicios por corto tiempo. 56 Cuando se utiliza al cuerpo con es-te propósito, su salud está asegurada. 57 Pues todo lo que la mente utilice para tal fin, funcionará a la perfección, más con la fuerza que le ha sido dada y que no puede fallar.
L135.15 58 Tal vez no sea fácil darse cuenta de que los planes que uno mismo inicia no son otra cosa que defensas para llevar a cabo el propósito para el que todas ellas fueron hechas. 59 Éstas constituyen los medios por los que una mente atemorizada intentaría hacerse cargo de su propia protección, pero a costa de la Verdad. 60 No es difícil darse cuenta de esto en algunas de las formas que esos autoengaños adoptan, en las que la negación de la Realidad es muy evidente. 61 No obstante, no es frecuente darse cuenta de que cuando se hacen planes es para defenderse.
L135.16 62 La mente que hace planes para sí misma está tratando de controlar acontecimientos futuros. 63 No cree que se le proveerá de lo que necesite, a menos que se aprovisione ella misma. 64 El tiempo se usa para subrayar el futuro, que se controlará mediante el aprendizaje y la experiencia derivada de sucesos pasados y creencias previas. 65 De este modo, se pasa por alto el tiempo presente, ya que se basa en la idea de que el pasado ha enseñado lo suficiente como para permitir a la mente dirigir su curso futuro.
L135.17 66 Por consiguiente, la mente que hace planes se niega a cambiar. 67 Lo que antes aprendió se convierte en la base de sus futuras metas. 68 Sus experiencias pasadas determinan su elección de lo que va a suceder. 69 Y no se da cuenta de que, aquí y ahora, tiene todo lo que necesita para garantizar un futuro bastante diferente del pasado, libre de la continuidad de cualquier vieja idea y de creencias que enferman. 70 Aquí la anticipación no juega ningún papel, pues la confianza que se tiene dirige el andar.
L135.18 71 Las defensas son los planes que emprendes para oponerte a la Verdad. 72 Su objetivo es seleccionar lo que apruebas y descartar lo que consideras incompatible con lo que crees que es tu realidad. 73 Pero, al final, lo que va a quedar no significará nada. 74 Pues Tu Realidad es "la amenaza" que tus defensas quieren atacar, ocultar, despedazar y crucificar.
L135.19 75 ¿Qué es lo que no podrías aceptar si sólo supieses que todo lo que sucede, todo acontecimiento, pasado, presente y por venir, es afectuosamente planeado por Aquel Cuyo único propósito es tu bien? 76 Tal vez hayas comprendido mal Su plan, pues Él nunca sería capaz de ocasionarte dolor. 77 Pero tus defensas no te dejaron ver Su amorosa bendición, que iluminó cada paso que diste alguna vez. 78 Mientras hacías planes para morir, Él te llevaba cariñosamente hacia la Vida eterna.
L135.20 79 Confiar en Él ahora es la defensa que te promete un futuro tranquilo, sin ninguna traza de sufrimiento y lleno de una alegría que aumenta constantemente, a medida que esta vida se convierte en un instante santo, ubicado en el tiempo pero que se fija únicamente en la inmortalidad. 80 No permitas que ninguna defensa, sino tu confianza actual dirija el futuro, y es-ta vida se convertirá en un encuentro significativo con la Verdad que sólo tus defensas querían ocultar.
L135.21 81 Sin defensas, te conviertes en una luz que el Cielo, agradecido, reconocerá como Propia. 82 Y ella te conducirá por los caminos que se establecieron para tu felicidad, de acuerdo con el antiguo plan que comenzó al nacer el tiempo. 83 Tus seguidores unirán su luz a la tuya, y ésta aumentará hasta que el mundo esté iluminado por la alegría. 84 Y nuestros hermanos dejarán gustosamente de lado sus engorrosas defensas, que de nada les sirvieron y sólo causaban terror.
L135.22 85 Hoy llenos de confianza, anticiparemos esos momentos, pues forman parte de lo que se planeó para nosotros. 86 Estaremos seguros de que todo lo que necesitemos para lograrlo nos será dado hoy. 87 No haremos planes acerca de cómo se va a lograr, sino que nos daremos cuenta de que no querer defendernos es lo único que se requiere para que la Verdad emerja con certeza en nuestras mentes.
L135.23 88 Hoy en dos sesiones de quince minutos cada una, nos abstendremos de hacer planes sin sentido y de guardar pensamientos que impidan que la Verdad entre en nuestras mentes. 89 Hoy recibiremos en lugar de hacer planes, de manera que podamos dar en vez de organizar. 90 Y en verdad se nos da cuando decimos:
L135.24 91 Si me defiendo es porque me atacan. 92 Pero, al no querer defenderme, seré fuerte, 93 Y descubriré lo que mis defensas ocultaban.
L135.25 94 Ninguna otra cosa sino eso. 95 Si hacen falta planes, ya se te dirá cuáles son. 96 Puede que no sean los planes que tú creías que necesitabas, ni tampoco las respuestas a los problemas que confrontabas. 97 Pero van a ser las respuestas a otro tipo de pregunta, la cual aún sigue sin respuesta — aunque necesita ser contestada— hasta que por fin te llegue la Respuesta.
L135.26 98 Todas tus defensas han tratado de impedir que recibieses lo que vas a recibir hoy. 99 Y con la luz y la alegría de la simple confianza, te preguntarás sorprendido cómo pudiste llegar a pensar que tenías que defenderte de ser liberado. 100 El Cielo no pide nada. 101 Es el infierno el que exige extravagantes sacrificios. 102 Hoy no renunciarás a nada durante estos momentos en los que te presentas ante Tu Creador, sin defensas, tal como realmente eres.
L135.27 103 Él se ha acordado de ti. 104 Hoy nosotros nos acordaremos de Él. 105 Pues ésta es la Pascua Florida de tu salvación. 106 Y te vuelves a levantar de lo que parecía ser la muerte y la desesperanza. 107 Ahora la luz de la esperanza renace en ti, pues vienes sin defensas a aprender cuál es tu parte en el plan de Dios. 108 ¿Qué insignificantes planes o creencias mágicas pueden seguir teniendo valor, una vez que has recibido tu función de la Voz que habla por Dios Mismo?
L135.28 109 No trates de organizar este día según lo que crees que te beneficiaría más. 110 Pues no puedes concebir toda la felicidad que te va a llegar cuando no planees nada. 111 Aprende hoy, 112 y todo el mundo dará este paso gigantesco y celebrará contigo tu Pascua Florida. 113 A lo largo del día,
cuando pequeñas cosas insignificantes parezcan ponerte a la defensiva y te tienten a hacer planes, recuerda que éste es un día de aprendizaje especial y reconócelo diciendo lo siguiente:
L135.29 114 Ésta es mi Pascua Florida.
115 Y quiero mantenerla santa.
116 No me defenderé,
porque el Hijo de Dios
no necesita defenderse
de la Verdad de Su Realidad.
L135 Si me defiendo es porque me atacan.
L135.1 1 ¿Quién se defendería a menos que creyera que lo están atacando, que el ataque es real y que defendiéndose es cómo se puede salvar? 2 La insensatez de defenderse radica en esto: otorga absoluta realidad a las ilusiones y luego intenta lidiar con ellas como si fuesen reales. 3 Esto añade más ilusiones a las ilusiones, haciendo además que la corrección sea doblemente difícil de lograr.
L135.2 4 Y esto es lo que haces cuando tratas de planificar el futuro, reactivar el pasado, u organizar el tiempo presente, de acuerdo con tus deseos. 5 Actúas basándote en la creencia de que tienes que protegerte de lo que está ocurriendo porque necesariamente encierra una amenaza para ti. 6 Sentirte amenazado es reconocer en ti una debilidad inherente, creer que hay un peligro que tiene el poder de impulsarte a que prepares una defensa apropiada.
L135.3 7 El mundo está basado en esta creencia demente. 8 Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus castigos e imponentes armamentos, sus normas jurídicas y códigos, su ética, sus líderes y sus dioses, no hacen más que perpetuar esta sensación de amenaza. 9 Pues nadie andaría por el mun-do revestido de una armadura a cuestas sino fuese porque el terror le encoge el corazón.
L135.4 10 Defenderse da miedo 11 porque surge del miedo, el cual se intensifica con cada defensa que se establece. 12 Crees que defenderte te ofrece seguridad, 13 sin embargo lo que hace es proclamar que el miedo es real y que el terror está justificado. 14 ¿No te parece extraño que al elaborar tus planes, reforzar tu armadura y asegurar más tus cerraduras, no te detengas a pensar qué es lo que estás defendiendo, cómo lo estás defendiendo y contra qué?
L135.5 15 Examinemos en primer lugar qué es lo que defiendes. 16 Debe de ser algo muy débil y fácil de asaltar. 17 Debe de ser algo que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí mismo y que, por consiguiente necesita que lo defiendas. 18 ¿Qué otra cosa, sino el cuerpo adolece de tal fragilidad que para proteger su insignificante vida es necesario prestarle un constante cuidado, estar alerta y preocuparse profundamente por su bienestar? 19 ¿Qué otra cosa que no sea el cuerpo flaquea y necesariamente deja de servir de digno anfitrión del Hijo de Dios?
L135.6 20 Sin embargo, no es el cuerpo el que puede temer o ser algo temible. 21 Las únicas necesidades que tiene son las que tú mismo le asignas . 22 No necesita complicadas estructuras que lo defiendan, ni medicamentos para conservar la salud, ni cuidados, ni que te preocupes por él en absoluto. 23 Si defiendes su vida, le haces regalos para embellecerlo o construyes muros para protegerlo, estás declarando que tu hogar está a merced del ladrón del tiempo, que es corruptible, que se está deteriorando y que es tan vulnerable que tienes que protegerlo con tu propia vida.
L135.7 24 ¿No es éste un cuadro aterrador? 25 ¿Puedes acaso tener paz con semejante concepto de tu hogar? 26 Sin embargo, ¿qué otra cosa, sino tus propias creencias, fue lo que otorgó al cuerpo el derecho a servirte de esta manera? 27 Fue tu mente la que asignó al cuerpo todas las funciones que percibes en él y la que fijó su valor muy por encima del pequeño montón de polvo y agua que realmente es. 28 ¿Quién defendería semejante cosa si reconociese que eso es lo que es?
L135.8 29 El cuerpo no necesita ninguna defensa. 30 No podemos hacer suficiente hincapié en esto. 31 El cuerpo se mantendrá fuerte y saludable si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y metas exageradas que no puede alcanzar. 32 Tales intentos —ridículos aunque profundamente apreciados— son la fuente de muchos de los ataques dementes a que lo sometes. 33 Pues parece que no está a la altura de tus esperanzas, necesidades, valores y sueños.
L135.9 34 El "yo" que necesita protección no es real. 35 El cuerpo —sin valor intrínseco ni merecedor de la más mínima defensa— sólo requiere que se le perciba como algo completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento saludable y útil, por medio del cual la mente puede funcionar hasta que ese cuerpo deje de tener utilidad. 36 Pues ¿quién querría conservarlo una vez que haya dejado de ser útil?
L135.10 37 Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente. 38 Pues habrás visto en ella las debilidades, las limitaciones, las faltas y los defectos de los que piensan que hay que liberar al cuerpo. 39 Así, no podrás ver a la mente como algo separado de las condiciones corporales, 40 e impondrás al cuerpo todo el dolor que proviene de concebir a la mente como frágil, limitada, apartada de las demás mentes y separada de su Fuente.
L135.11 41 Éstos son los pensamientos que necesitan curación y una vez que éstos hayan sido corregidos y reemplazados por la Verdad, el cuerpo responderá con salud. 42 La Verdad es la única defensa real del cuerpo. 43 Sin embargo, ¿acaso recurres a Ella para defenderlo? 44 El tipo de protección que le ofreces no lo beneficia en absoluto, sino que añade más angustia a tu mente. 45 Y no sólo no te curas, sino que eliminas toda esperanza de curación, pues no puedes ver dónde debe depositarse la esperanza, para ser significativa.
L135.12 46 La mente que se ha curado no hace planes. 47 Simplemente, ejecuta los que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya. 48 La mente espera hasta que se le haya enseñado lo que debe hacerse y luego procede a hacerlo. 49 La mente no depende de sí misma para nada, exceptuando su adecuación para ejecutar los planes que le fueron asignados. 50 La mente se siente segura por la certeza que tiene de que ningún obstáculo puede impedir que progrese hacia el logro de cualquier meta que sirva al plan mayor, que fue diseñado para el bien de todos.
L135.13 51 La mente que se ha curado ha sido liberada de la creencia de que tiene que hacer planes, si bien no puede saber cuál desenlace sería el mejor; los medios por los que éste se puede alcanzar ni cómo reconocer el problema que el plan tiene como propósito solucionar. 52 La mente que hace planes, al ejecutarlos, necesariamente hará un mal uso del cuerpo, mientras no reconozca que esto es así. 53 Pero cuando acepte que eso es verdad se curará y dejará de lado al cuerpo.
L135.14 54 Esclavizar el cuerpo para que ejecute los planes que una mente no curada traza para salvarse a sí misma es lo que hace que el cuerpo se enferme. 55 En tal caso, no será libre para convertirse en instrumento que ayude a un plan que abarque mucho más que su propia protección y que sólo re-quiera sus servicios por corto tiempo. 56 Cuando se utiliza al cuerpo con es-te propósito, su salud está asegurada. 57 Pues todo lo que la mente utilice para tal fin, funcionará a la perfección, más con la fuerza que le ha sido dada y que no puede fallar.
L135.15 58 Tal vez no sea fácil darse cuenta de que los planes que uno mismo inicia no son otra cosa que defensas para llevar a cabo el propósito para el que todas ellas fueron hechas. 59 Éstas constituyen los medios por los que una mente atemorizada intentaría hacerse cargo de su propia protección, pero a costa de la Verdad. 60 No es difícil darse cuenta de esto en algunas de las formas que esos autoengaños adoptan, en las que la negación de la Realidad es muy evidente. 61 No obstante, no es frecuente darse cuenta de que cuando se hacen planes es para defenderse.
L135.16 62 La mente que hace planes para sí misma está tratando de controlar acontecimientos futuros. 63 No cree que se le proveerá de lo que necesite, a menos que se aprovisione ella misma. 64 El tiempo se usa para subrayar el futuro, que se controlará mediante el aprendizaje y la experiencia derivada de sucesos pasados y creencias previas. 65 De este modo, se pasa por alto el tiempo presente, ya que se basa en la idea de que el pasado ha enseñado lo suficiente como para permitir a la mente dirigir su curso futuro.
L135.17 66 Por consiguiente, la mente que hace planes se niega a cambiar. 67 Lo que antes aprendió se convierte en la base de sus futuras metas. 68 Sus experiencias pasadas determinan su elección de lo que va a suceder. 69 Y no se da cuenta de que, aquí y ahora, tiene todo lo que necesita para garantizar un futuro bastante diferente del pasado, libre de la continuidad de cualquier vieja idea y de creencias que enferman. 70 Aquí la anticipación no juega ningún papel, pues la confianza que se tiene dirige el andar.
L135.18 71 Las defensas son los planes que emprendes para oponerte a la Verdad. 72 Su objetivo es seleccionar lo que apruebas y descartar lo que consideras incompatible con lo que crees que es tu realidad. 73 Pero, al final, lo que va a quedar no significará nada. 74 Pues Tu Realidad es "la amenaza" que tus defensas quieren atacar, ocultar, despedazar y crucificar.
L135.19 75 ¿Qué es lo que no podrías aceptar si sólo supieses que todo lo que sucede, todo acontecimiento, pasado, presente y por venir, es afectuosamente planeado por Aquel Cuyo único propósito es tu bien? 76 Tal vez hayas comprendido mal Su plan, pues Él nunca sería capaz de ocasionarte dolor. 77 Pero tus defensas no te dejaron ver Su amorosa bendición, que iluminó cada paso que diste alguna vez. 78 Mientras hacías planes para morir, Él te llevaba cariñosamente hacia la Vida eterna.
L135.20 79 Confiar en Él ahora es la defensa que te promete un futuro tranquilo, sin ninguna traza de sufrimiento y lleno de una alegría que aumenta constantemente, a medida que esta vida se convierte en un instante santo, ubicado en el tiempo pero que se fija únicamente en la inmortalidad. 80 No permitas que ninguna defensa, sino tu confianza actual dirija el futuro, y es-ta vida se convertirá en un encuentro significativo con la Verdad que sólo tus defensas querían ocultar.
L135.21 81 Sin defensas, te conviertes en una luz que el Cielo, agradecido, reconocerá como Propia. 82 Y ella te conducirá por los caminos que se establecieron para tu felicidad, de acuerdo con el antiguo plan que comenzó al nacer el tiempo. 83 Tus seguidores unirán su luz a la tuya, y ésta aumentará hasta que el mundo esté iluminado por la alegría. 84 Y nuestros hermanos dejarán gustosamente de lado sus engorrosas defensas, que de nada les sirvieron y sólo causaban terror.
L135.22 85 Hoy llenos de confianza, anticiparemos esos momentos, pues forman parte de lo que se planeó para nosotros. 86 Estaremos seguros de que todo lo que necesitemos para lograrlo nos será dado hoy. 87 No haremos planes acerca de cómo se va a lograr, sino que nos daremos cuenta de que no querer defendernos es lo único que se requiere para que la Verdad emerja con certeza en nuestras mentes.
L135.23 88 Hoy en dos sesiones de quince minutos cada una, nos abstendremos de hacer planes sin sentido y de guardar pensamientos que impidan que la Verdad entre en nuestras mentes. 89 Hoy recibiremos en lugar de hacer planes, de manera que podamos dar en vez de organizar. 90 Y en verdad se nos da cuando decimos:
L135.24 91 Si me defiendo es porque me atacan. 92 Pero, al no querer defenderme, seré fuerte, 93 Y descubriré lo que mis defensas ocultaban.
L135.25 94 Ninguna otra cosa sino eso. 95 Si hacen falta planes, ya se te dirá cuáles son. 96 Puede que no sean los planes que tú creías que necesitabas, ni tampoco las respuestas a los problemas que confrontabas. 97 Pero van a ser las respuestas a otro tipo de pregunta, la cual aún sigue sin respuesta — aunque necesita ser contestada— hasta que por fin te llegue la Respuesta.
L135.26 98 Todas tus defensas han tratado de impedir que recibieses lo que vas a recibir hoy. 99 Y con la luz y la alegría de la simple confianza, te preguntarás sorprendido cómo pudiste llegar a pensar que tenías que defenderte de ser liberado. 100 El Cielo no pide nada. 101 Es el infierno el que exige extravagantes sacrificios. 102 Hoy no renunciarás a nada durante estos momentos en los que te presentas ante Tu Creador, sin defensas, tal como realmente eres.
L135.27 103 Él se ha acordado de ti. 104 Hoy nosotros nos acordaremos de Él. 105 Pues ésta es la Pascua Florida de tu salvación. 106 Y te vuelves a levantar de lo que parecía ser la muerte y la desesperanza. 107 Ahora la luz de la esperanza renace en ti, pues vienes sin defensas a aprender cuál es tu parte en el plan de Dios. 108 ¿Qué insignificantes planes o creencias mágicas pueden seguir teniendo valor, una vez que has recibido tu función de la Voz que habla por Dios Mismo?
L135.28 109 No trates de organizar este día según lo que crees que te beneficiaría más. 110 Pues no puedes concebir toda la felicidad que te va a llegar cuando no planees nada. 111 Aprende hoy, 112 y todo el mundo dará este paso gigantesco y celebrará contigo tu Pascua Florida. 113 A lo largo del día,
cuando pequeñas cosas insignificantes parezcan ponerte a la defensiva y te tienten a hacer planes, recuerda que éste es un día de aprendizaje especial y reconócelo diciendo lo siguiente:
L135.29 114 Ésta es mi Pascua Florida.
115 Y quiero mantenerla santa.
116 No me defenderé,
porque el Hijo de Dios
no necesita defenderse
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