¡Salvemos al ser humano!

22/04/2022 6 min
¡Salvemos al ser humano!

Escuchar "¡Salvemos al ser humano!"

Síntesis del Episodio

El pasado domingo celebramos la Resurrección de Jesús, luego de ser crucificado, el mayor acto de amor por los demás ¿por qué Dios realiza semejante sacrifico? Para salvar a la humanidad....entonces que esperamos ¡Salvemos al ser humano!
Ya estamos organizado para salvar perros y tortugas, hielos y la amazonía,ahora comencemos a salvar al ser humano, cuando la vida es una mercancía, urge y es tarea principal de la Iglesia, porque la Iglesia existe para anunciar la Buena noticia.
Hace poco escuché a un sacerdote decir que se naturalizado la indiferencia, algo bastante comprobable y seguramente habrá datos que lo confirman.
Si sembramos el bien, haremos mejores a las personas y si las personas son mejores, la creación estará bien cuidada.
Ahora usan el modismo "hermanos y hermanas" y quedan con la conciencia tranquila.
En el Aula Pablo VI, en presencia del Santo Padre Francisco, Predicador de la Casa Pontificia, el Cardenal Raniero Cantalamessa decía:
Al espíritu de servicio se opone el deseo de dominación, el hábito de imponer a los demás la propia voluntad y la propia forma de ver o hacer las cosas. En definitiva, el autoritarismo.
Hay pastores que, de hecho, han vuelto al servicio de las cantinas. Se ocupan de todo tipo de problemas materiales, económicos, administrativos, a veces incluso agrícolas que existen en sus comunidades (incluso cuando se podrían dejar perfectamente en manos de otros), y descuidan su verdadero e insustituible servicio. El servicio de la Palabra requiere horas de lectura, estudio y oración. Si hay una queja general que circula hoy entre los fieles en la Iglesia, es este: la insuficiencia, el vacío, de la predicación. Muchos salen de la Misa disgustados por la homilía, secos, en lugar de enriquecidos. Debe repetirse con Isaías: «Los miserables y los pobres buscan agua, pero no hay» (Is 41,17). La gente busca pan y a menudo se les da un escorpión, es decir, palabras vacías y manidas, palabras que no saben a Dios.