Hubo un tiempo en el mundo, en concreto en esta península, en que tres lenguas y tres culturas (al fin y al cabo no se entienden lengua sin cultura ni cultura sin lengua) encontraron un vehículo común de expresión literaria: las populares jarchas mozárabes, que no cerraban las cultas y elegantes moaxajas árabes y hebreas, sino que las inspiraban. Y aquellas cancioncillas hablaban de amor (y no solo espiritual), de desamor, de convivencia, de vida..., y estaban protagonizadas, sí, por mujeres.
De todo esto, de cuando en apenas cuatro versos leíamos "rabí", "habib" y "corazón", hace casi mil años... "O tempora, o mores!"
En "Las islas invitadas" recuperamos algunas de aquellas jarchas

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