Lección 4 de La Vía de la Transformación.

28/07/2017 59 min
Lección 4 de La Vía de la Transformación.

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Síntesis del Episodio

Lectura de la Lección 4 de La Vía de la Transformación. Segundo Libro del Camino de la Maestría. Jeshua-Jayem.

"He hecho un trabajo muy bueno escondiéndome. Pero sabes, ¡creo que sería una gran
delicia ser encontrado! Encuéntrame, querido Padre. Tócame con tu Gracia. Y como yo soy
Tú, me decidiré a recibirla. Y en ese momento elijo por tanto recordar que soy Aquel que ha
buscado y ha encontrado. Soy Aquel que ha permanecido perfectamente inmutable para
siempre. Y soy aquel que se ha percibido a sí Mismo como habiendo cambiado, como
habiendo pecado, y habiéndose separado de Sí Mismo.
Elijo, pues, reunir las dos partes de mi Ser. Y seré un cuerpo-mente en este planeta –
danzando, cantando, y jugando, y creando lo bueno, lo santo, y lo bello. Y ahora abriré esa
parte de mi mente que puede pensar de maneras ilimitadas, que se atreve a soñar el sueño
imposible. ¡Soy Aquel que permite que Dios viva en mí ahora! ¡Yo y mi Padre somos Uno!
Soy la gota de leche que de nuevo se deposita en la plenitud del vaso en el cual mi Padre
mora como leche.
Y cuando camine con este cuerpo sobre esta Tierra y sienta el rocío de la niebla sobre mi
piel, diré, para mis adentros: “¡Ah, sí, es muy bueno!”. Pues yo soy Aquel que tiene el
poder de crear este cuerpo, el poder de crear el rocío de la niebla misma. Y la niebla y el
rocío en torno a mí son como la Presencia de mi Padre, en la que mi Alma se recuesta.
Este mundo ya no es una carga. Este mundo de espacio y tiempo ya no es algo de lo que
tenga que escaparme. Ni siquiera la enfermedad y el malestar me limitan. Pues
dondequiera que yo esté, Soy la presencia del Amor. Y en este momento, brindo Amor y
bendiciones al mundo que veo".