Escuchar "Poema 'Mi búsqueda'"
Síntesis del Episodio
Poema: Mi búsqueda
Mi búsqueda es un camino solitario
que comienza en el Valle Desesperación.
Requiere persistencia y diligencia
hasta escalar el Monte de la Comunión,
y por encima de las nubes de este mundo,
más allá de ruido y contaminación,
coronar ese pico victorioso,
respirando el aire de tu plenitud.
A menudo,
mi búsqueda se convierte en laberinto,
pues el alma se enreda en mi interior
y no puedo encontrar el buen sendero,
hasta dudo: ¿será rentable la inversión?
Mas uno de los nombres que más amo,
similar, sin duda, al Gran Pastor,
es el título que no aparece en la Escritura,
pero invoco cuando estoy perdido:
¡Gran buscador!
Y llega tu poder rompiendo el muro,
el amasijo de sombras, quejas, ansiedad...
Apareces sobre mí, guiando mi salida,
y susurras: Soy Camino, Verdad, Vida,
nunca es en vano tu clamor.
Mi búsqueda es dulce y también amarga,
es mi afición y una profesión,
es serena o es tormenta,
es música de adoración.
Es mar que navego,
torrente que envuelve,
trabajo en la mina,
reposo del corazón.
Mi búsqueda es mía,
algo que desde joven me acompaña.
Pero también sé que es obra de gracia,
un regalo que das al pecador.
Si la abandono, todo se derrumba.
Si la relego, vuelve a asomar el patán.
Si la cuido con más atención
que el hambre del cuerpo
o el anhelo de provisión,
es Cristo el que se alza
cual bandera que anuncia:
¡Soy el Señor!
Mi búsqueda es mi tesoro,
es mi apodo (pues soy buscador),
es un virus que, sin querer, contagio,
es mi aventura, es ciencia, es pasión...
Si el que busca es buscado,
si cada día es Dios
el que extiende sus brazos
y corro a su encuentro
y me pongo en sus manos:
¿A qué gigante temeré o qué crisis vencerá?
¿Qué hombre me podrá de Él separar?
¿O qué importa lo que trame Satanás?
Mi búsqueda es un pozo profundo
en el que me asomo a beber,
y nunca hallo nada
si no logro descender.
Entonces, cuando doy el salto
y aferrado a la cuerda del Espíritu
me adentro en el reino de la oración,
encuentro un mundo que espera:
un río subterráneo,
una roca que emerge,
una mesa puesta
y, sentado a la mesa,
siempre estás Tú.
Mi búsqueda es un camino solitario
que comienza en el Valle Desesperación.
Requiere persistencia y diligencia
hasta escalar el Monte de la Comunión,
y por encima de las nubes de este mundo,
más allá de ruido y contaminación,
coronar ese pico victorioso,
respirando el aire de tu plenitud.
A menudo,
mi búsqueda se convierte en laberinto,
pues el alma se enreda en mi interior
y no puedo encontrar el buen sendero,
hasta dudo: ¿será rentable la inversión?
Mas uno de los nombres que más amo,
similar, sin duda, al Gran Pastor,
es el título que no aparece en la Escritura,
pero invoco cuando estoy perdido:
¡Gran buscador!
Y llega tu poder rompiendo el muro,
el amasijo de sombras, quejas, ansiedad...
Apareces sobre mí, guiando mi salida,
y susurras: Soy Camino, Verdad, Vida,
nunca es en vano tu clamor.
Mi búsqueda es dulce y también amarga,
es mi afición y una profesión,
es serena o es tormenta,
es música de adoración.
Es mar que navego,
torrente que envuelve,
trabajo en la mina,
reposo del corazón.
Mi búsqueda es mía,
algo que desde joven me acompaña.
Pero también sé que es obra de gracia,
un regalo que das al pecador.
Si la abandono, todo se derrumba.
Si la relego, vuelve a asomar el patán.
Si la cuido con más atención
que el hambre del cuerpo
o el anhelo de provisión,
es Cristo el que se alza
cual bandera que anuncia:
¡Soy el Señor!
Mi búsqueda es mi tesoro,
es mi apodo (pues soy buscador),
es un virus que, sin querer, contagio,
es mi aventura, es ciencia, es pasión...
Si el que busca es buscado,
si cada día es Dios
el que extiende sus brazos
y corro a su encuentro
y me pongo en sus manos:
¿A qué gigante temeré o qué crisis vencerá?
¿Qué hombre me podrá de Él separar?
¿O qué importa lo que trame Satanás?
Mi búsqueda es un pozo profundo
en el que me asomo a beber,
y nunca hallo nada
si no logro descender.
Entonces, cuando doy el salto
y aferrado a la cuerda del Espíritu
me adentro en el reino de la oración,
encuentro un mundo que espera:
un río subterráneo,
una roca que emerge,
una mesa puesta
y, sentado a la mesa,
siempre estás Tú.
Más episodios del podcast Juan Carlos Parra
Corazón para reinar
20/10/2025
Sobrellevad los unos las cargas de los otros
08/10/2025
La gran decisión
30/09/2025
Desertor o testigo
30/09/2025
La preciosa ofrenda de la atención
19/09/2025
Venciendo a Moloc
02/09/2025
La vida cristiana es ser un buscador
21/08/2025
Obedecedores (Escuderos #9)
17/07/2025
No me avergüenzo del evangelio
24/06/2025
ZARZA Somos ZARZA, la firma de prestigio que esta detras de los grandes proyectos en tecnología de la información.