Escuchar "Conversando con mi pastor #7"
Síntesis del Episodio
El efecto de la justicia (Parte 2). Conversando con el pastor Héctor Rocha.
Hablamos sobre el efecto de la justicia; cómo, cuando se establece en nuestras vidas el reino de Dios, la justicia cambia toda nuestra forma de concebir las prioridades y las relaciones. Basado en Isaías 32:1-8.
ISAÍAS 32:1-8
1
He aquí, un rey reinará con justicia,
y príncipes gobernarán con rectitud.
2
Cada uno será como refugio contra el viento
y un abrigo contra la tormenta,
como corrientes[a] de agua en tierra seca,
como la sombra de una gran[b] peña en tierra árida[c].
3
No se cegarán[d] entonces los ojos de los que ven,
y los oídos de los que oyen escucharán.
4
El corazón de los imprudentes discernirá la verdad[e],
y la lengua de los tartamudos se apresurará a hablar claramente.
5
Ya no se llamará noble al necio,
ni al tramposo se le dirá generoso.
6
Pues el necio habla necedades,
y su corazón se inclina hacia[f] el mal,
para practicar la impiedad y hablar falsedad contra el Señor,
para mantener con hambre al hambriento[g]
y para privar de[h] bebida al sediento.
7
En cuanto al tramposo, sus armas son malignas;
trama designios perversos
para destruir con calumnias[i] a los afligidos,
aun cuando el necesitado hable lo que es justo.
8
Pero el noble concibe cosas nobles,
y en las cosas nobles se afirma.
Hablamos sobre el efecto de la justicia; cómo, cuando se establece en nuestras vidas el reino de Dios, la justicia cambia toda nuestra forma de concebir las prioridades y las relaciones. Basado en Isaías 32:1-8.
ISAÍAS 32:1-8
1
He aquí, un rey reinará con justicia,
y príncipes gobernarán con rectitud.
2
Cada uno será como refugio contra el viento
y un abrigo contra la tormenta,
como corrientes[a] de agua en tierra seca,
como la sombra de una gran[b] peña en tierra árida[c].
3
No se cegarán[d] entonces los ojos de los que ven,
y los oídos de los que oyen escucharán.
4
El corazón de los imprudentes discernirá la verdad[e],
y la lengua de los tartamudos se apresurará a hablar claramente.
5
Ya no se llamará noble al necio,
ni al tramposo se le dirá generoso.
6
Pues el necio habla necedades,
y su corazón se inclina hacia[f] el mal,
para practicar la impiedad y hablar falsedad contra el Señor,
para mantener con hambre al hambriento[g]
y para privar de[h] bebida al sediento.
7
En cuanto al tramposo, sus armas son malignas;
trama designios perversos
para destruir con calumnias[i] a los afligidos,
aun cuando el necesitado hable lo que es justo.
8
Pero el noble concibe cosas nobles,
y en las cosas nobles se afirma.
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