Escuchar "CDAYH Consejos para la memoria y para el buen envejecer"
Síntesis del Episodio
CDAYH Consejos para la memoria y para el buen envejecer
SUMARIO
- ¿Por qué tenemos la sensación de que se nos olvidan las cosas?
- Las 7 reglas de oro de un neurocirujano de 81 años para mantener la memoria
- 10 COSAS DE LAS QUE NOS ARREPENTIREMOS CUANDO SEAMOS MAYORES
- 5 RAZONES PARA ASISTIR A LA REUNIÓN DE ORACIÓN
¿Por qué tenemos la sensación de que se nos olvidan las cosas?
https://www.abc.es/familia/vida-sana/sensacion-olvidan-20230424134022-nt.html
LAURA PERAITA
Un especialista en neuropsicología y neurociencia explica las razones de estos despistes y cuándo hay que preocuparse
«Ayer me dijo... ¡ains, que no me sale ahora su nombre!», «¿Cuándo fue la última vez que fuimos a aquel museo de ciencia?», Uff, ¿no me acuerdo si conecté la lavadora antes de salir de casa?«, »¡Andá, si tengo una reunión en 10 minutos!«, »Voy a volver a pedir cita para ir al dentista, la tenía para ayer y se me olvidó«... A lo largo del día, más de una vez nos sorprendemos con sobresalto al no recordar una cita, el nombre de alguien, el material que debíamos haber comprado para que nuestro hijo llevara a la escuela... Algunas personas normalizan este tipo de despistes por formas ya parte de su rutina diaria, pero para otras supone una fuente de estrés. ¿Por qué se nos olvidan las cosas? ¿Cuándo debemos preocuparnos?
Según Javier Tubío Ordóñez, coordinador del Máster de Neuropsicología y Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y miembro del grupo de investigación 'Neurociencia aplicada al contexto educativo' de UNIR, hay muchos factores que habría que analizar y tener en cuenta antes de poder dar una respuesta concreta. El primero es la edad. «No es lo mismo que estos despistes aparezcan a los 40 que a lo 65 años. Con el envejecimiento, a nivel neuronal se producen muchos cambios anatómico-fisiológicos que acaban teniendo una repercusión en el funcionamiento cognitivo, siendo las pérdidas de memoria o despistes los déficits que más llaman la atención o preocupan, aunque no son los únicos. A partir de los 65 años aproximadamente es cuando las consecuencias de estos cambios en el cerebro empiezan a dar la cara y, siempre que estén dentro de unos límites, pueden ser considerados como parte del envejecimiento normal. Lo que no pueden ser considerado como normal es que a los 40 años aparezcan déficits cognitivos propios de los 65 o 70 años».
En segundo lugar, señala que hay que tener en cuenta la naturaleza de estos despistes. «¿Han estado siempre presentes en la vida de esta persona? ¿Son puntuales o son recurrentes? ¿Se pueden explicar mejor porque la persona esté atravesando un periodo de estrés, de cambios o una situación difícil en su vida? Si una persona siempre ha sido despistada que siga siéndolo a los 40 o 50 debería preocuparnos solo si estos despistes se han agravado de manera considerable. Igualmente, las pérdidas de memoria o faltas atencionales pueden ser una manifestación pasajera asociadas a múltiples entidades como una depresión, estrés o ansiedad y, una vez que el estado psicológico se restablezca, éstas desaparezcan.
¿Es grave que le pase esto a una persona?
Depende. A partir de los 65 años pérdidas leves de memoria o déficits atencionales, aunque no tiene por qué presentarse siempre, pueden ser inherentes al envejecimiento normal, por lo que no habría que preocuparse en exceso. El problema, es que existe un periodo preclínico en las demencias y en otros trastornos neurocognitivos en el cual la sintomatología es incipiente y ésta puede llegar a confundirse con lo que se considera deterioro propio de la edad. Por eso, es importante consultar con un profesional en cuanto comencemos a detectar estos primeros signos para descartar que no se trate del inicio de un trastorno. Más aún si estos signos aparecen a edades más tempranas y su aparición no puede ser explicada como consecuencia de alguna situación como las comentadas antes.
¿Cómo evitar la preocupación por estos vacíos mentales puntuales?
Si son despistes puntuales no habría por qué preocuparse en principio, todos sufrimos olvidos o despistes. Habría que estar atento para ver con la frecuencia con la que éstos aparecen, pero nada más. El problema es cuando empezamos a olvidarnos de manera recurrente dónde hemos guardado las cosas o de conversaciones que hemos tenido con otras personas. Esto es lo que se llama la memoria episódica y es la más vulnerable a que se deteriore por el envejecimiento, pero su detrimento también puede ser una manifestación temprana de algo patológico, por lo que tampoco habría que infravalorar estos olvidos.
Otra cuestión que es muy importante tener en cuenta es si los olvidos vienen acompañados de deterioro de otras áreas cognitivas, algo que a veces se pasa por alto porque no es tan fácil de identificar como los despistes, pero que es una clave fundamental que marca la diferencia entre lo que puede ser normal o patológico. Por ejemplo, deterioro del lenguaje con la aparición de anomias (Trastorno del lenguaje que se caracteriza por la incapacidad o la dificultad de reconocer o recordar los nombres de las cosas.)problemas con la regulación emocional, déficits atencionales o de procesamiento de la información.
¿Por dónde empezar para mejorar esta situación?
Si se presentan despistes u olvidos con cierta frecuencia y esto de alguna forma interfiere con el desarrollo normal de la vida, hay algunas estrategias que se pueden introducir en el día a día que son de ayuda. Lo primero es tener una vida lo más ordenada posible, introducir rutinas todo lo que se pueda e incluso, sería bueno, convertir en rituales algunas de las actividades de la vida diaria. Por ejemplo, cada vez que se entre a casa hay que cerrar la puerta y antes de soltar el pomo dejar las llaves siempre colgadas de la cerradura, antes incluso de saludar.
Por otra parte, conviene ser consciente de lo que se está haciendo en cada momento y no ir con el 'piloto automático', por ejemplo, al pagar en el supermercado repetirse para uno mismo «he pagado y ahora me estoy guardando la cartera en el bolsillo de la chaqueta», lo mismo cada vez que se aparca el coche: «he aparcado en la calle X junto a la panadería», etcétera. Si cuesta recordar nombres de personas o informaciones nuevas, hay que intentar relacionar la información nueva con algo que sea significativo para para uno mismo: «este señor se llama Francisco como el Papa».
Por último, el uso de ayudas externas como la agenda del móvil, alarmas o el calendario son herramientas muy buenas para utilizarlas de manera habitual y que facilitan el acordarse de los eventos diarios, reuniones o citas.
¿Cuál es la línea roja que no debo pasar y que me indica que debo ir al médico?
No creo que haya que esperar a cruzar ninguna línea roja, si uno empieza a darse cuenta de que se le olvidan cosas, que tiene despistes que no son habituales en él o que cada vez es más frecuente que al hablar no encuentre la palabra que quiere decir y se le quede en la 'punta de la lengua', no se pierde nada por consultar a un profesional. Existen pruebas sencillas de cribado que se aplican en pocos minutos que sirven para descartar que estos problemas puedan deberse al inicio de un trastorno. Si los síntomas no son significativos, nos quedaremos todos más tranquilos y en caso de que sí lo fueran, nos permitirían una identificación temprana para un mejor abordaje terapéutico.
Las 7 reglas de oro de un neurocirujano de 81 años para mantener la memoria
https://www.abc.es/familia/mayores/reglas-neurocirujano-anos-mantener-memoria-20230209113312-nt.html#vca=modulo-rel-dos&vso=abc&vmc=noticias-rel&vli=familia
«Como cualquier otra parte del cuerpo, el cerebro necesita ejercicio diario», recuerda el Dr. Richard Restak
Nos negamos a ser viejos. Nos da miedo cumplir años a partir de una determinada edad. De hecho, ver envejecer a los padres asusta. Pero el envejecimiento es imparable y lo mejor que podemos hacer es ir cumpliendo años de manera sana y en la mejor de las condiciones.
En este sentido, la memoria juega un papel crucial. Perder la cabeza es uno de los mayores temores de las personas mayores, que cada vez quieren vivir más porque se ven en buenas condiciones. Pero «como cualquier otra parte del cuerpo, el cerebro necesita ejercicio diario», recuerda el doctor Richard Restak en un artículo publicado en la cadena «CNBC». «Descuidar su salud -señala este neurocientífico y autor de 20 libros sobre el cerebro humano-, puede hacerle vulnerable a enfermedades cerebrales degenerativas como el Alzheimer y otras formas de demencia».
Por ello, siempre recomienda a sus pacientes llevar a cabo ciertos hábitos y ejercicios que mejoran el cerebro. «Yo también los practico», asegura. Estos son sus secretos para mantener su cerebro y su memoria intactos a sus 81 años:
1
Leer ficción
«Se puede aprender mucho de las obras de no ficción», reconoce el doctor Restak, «pero la ficción te obliga a ejercitar la memoria, ya que avanzas de principio a fin y retienes una gran variedad de detalles, personajes y tramas». De hecho, asegura que a sus años, ha observado que «las personas con demencia precoz, uno de los primeros síntomas de la enfermedad, suelen dejar de leer novelas».
2
Nunca te vayas de un museo de arte sin poner a prueba tu memoria
'Western Motel', de Edward Hopper, es el cuadro favorito del veterano doctor para hacer ejercicios de visualización. Se trata de una obra en la que se ve a una mujer sentada en la habitación de un motel iluminada por el sol.
«Empieza estudiando atentamente los detalles del cuadro hasta que puedas verlos con los ojos de tu mente. A continuación, descríbelo mientras apartas la mirada de él. ¿Has incluido el pequeño reloj de la mesilla de noche? ¿La lámpara? ¿La prenda de ropa sobre la silla en la parte inferior derecha del cuadro? ¿Puedes recordar los colores y la composición de la habitación? Puedes hacer esto con cualquier obra de arte para potenciar tu memoria», explica.
3
Siestas inferiores a 90 minutos
«Se ha demostrado que las siestas que duran entre 30 minutos y 1 hora y media, entre las 13.00 y las 16.00 horas, aumentan el recuerdo posterior de la información codificada previamente», recuerda. «Varios estudios también han descubierto que las siestas pueden compensar el mal sueño nocturno. Si padeces insomnio, una siesta a media tarde puede mejorar tu memoria».
Por ello, el doctor asegura haber entrenado a lo largo de estos años «para dormir exactamente media hora». Incluso conoce a gente que lo hace en solo 15 minutos. «Luego se despiertan renovadas y revitalizadas».
4
Juegos de ingenio
En las fiestas, reuniones familiares, encuentros con los amigos... toca también trabajar la memoria. Por eso, el veterano neurocientífico asegura que su actividad favorita es el juego 20 preguntas (20Q), no tan conocido en España. Se trata en que una persona se queda al margen del grupo, que decide qué persona, película, lugar o cosa son. Una vez decidido, el jugador entra en escena y con hasta 20 preguntas tiene qué adivinar la elección grupal.
«El éxito depende de la capacidad del interrogador para recordar claramente todas las respuestas y eliminar mentalmente las posibles opciones en función de las respuestas», explica el veterano doctor, quien indica que el ajedrez o el bridge también valen.
5
Come alimentos que ayuden al cerebro
«La Dra. Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Facultad de Medicina de Harvard, tiene un gran acrónimo para los alimentos para el cerebro», recuerda. Son estos: :
B (Berries and beans): Bayas y judías
R (Rainbow colors of fruits and vegetables): Frutas y verduras con los colores del arco iris
A (Antioxidants): Antioxidantes
I (Include lean proteins and plant-based proteins): Incluir proteínas magras y proteínas vegetales
(pescado y pavo y pollo queso yogur ,legumbres y frutos secos )
N (Nuts): Frutos secos
F (Fiber-rich foods and fermented foods): Alimentos ricos en fibra y fermentados
O (Oils): Aceites
O (Omega-rich foods): Alimentos ricos en omega
( semillas ,marisco , aguacate , verdura de hija verde)
D (Dairy): Lácteos
S (Spices): Especias
Y concluye: «Buenas noticias para los adictos al chocolate (como yo): un estudio de 2020 descubrió que los flavonoides del cacao, los ingredientes del chocolate negro, pueden mejorar la memoria episódica en adultos jóvenes sanos».
ACRÓNIMO :BRAIN FOODSI : ALIMENTOS PARA EL CEREBRO
6
Utiliza imágenes para las recordar cosas difíciles
«Acostúmbrate a convertir cualquier cosa que te cueste recordar en una imagen salvaje, extraña o que llame la atención», aconseja. De hecho, él mismo es capaz de recordar la raza del perro de su mujer por esta técnica.
7
No te pases el día sentado en el sofá
«Un estudio reciente de 82.872 voluntarios descubrió que los participantes de 80 años o más que realizaban actividad física moderada y alta tenían un menor riesgo de demencia, en comparación con los adultos inactivos de 50 a 69 años», recuerda. Es fundamental no estar todo el día inactivo: caminar en vez de coger el coche, subir las escaleras y evitar el ascensor, etc.
«Las tareas domésticas también se han relacionado con puntuaciones más altas en atención y memoria y con una mejor función sensorial y motora en los adultos mayores», concluye Restak.
10 COSAS DE LAS QUE NOS ARREPENTIREMOS CUANDO SEAMOS MAYORES
https://culturainquieta.com/es/lifestyle/item/20100-diez-cosas-de-las-que-nos-arrepentiremos-cuando-seamos-mayores.amp.html
DE CULTURA INQUIETA
El tiempo es un todo abstracto que nos hemos empeñado en dividir en segundos, minutos, horas, días y meses que sentimos que juegan en nuestra contra cuando se trata de ser o de hacer para acumular vivencias en lugar de arrepentimientos.
A pesar de que la experiencia es un grado y de que nuestros mayores son el mejor manual vital que existe, nos cuesta escuchar lo que nos tienen que decir cuando estamos cegados y cegadas por ese ego juvenil que nos hace creer que toda una vida por delante es suficiente para cumplir todos nuestros sueños y nuestros deseos.
A medida que vamos creciendo, nos vamos dando cuenta de que esa falacia esperanzadora a la que nos gustaba agarrarnos, se fuga entre los dedos de unas manos que se llenan de un puñado de cosas que no hubiéramos hecho (o sí) de otra manera.
El profesor Karl Limmer, en su libro 30 Lessons for Living, recogió el testimonio de más de 1.500 personas mayores de 65 años y las reunió en un legado literario de inmenso valor en el que se llega a la conclusión de que hay una tendencia a repetir los mismos patrones sociológicos que nos conducen a arrepentirnos de las mismas cosas.
Creemos, erróneamente, que ya no tenemos edad para hacer ciertas cosas o que algunas circunstancias o sentimientos son irreversibles, pero lo cierto es que lo del carpe diem no conoce de estaciones vitales. Quizás sólo hay que saber de qué se arrepienten los y las demás para apartar esa piedra del camino antes de que volvamos a tropezar con ella.
Estas son 10 de las lecciones que el libro de Limmer nos deja, 10 cosas de las que más se arrepienten los mayores:
1. De no haber dicho que "sí" a todas las oportunidades que se les plantearon en cualquier circunstancia. La mayoría de las cosas que más nos pesan en la vejez son las que no hemos hecho, no las que sí.
2. De haber trabajado con el único propósito de ganar dinero. Aunque muchas veces no conseguimos realizarnos en el trabajo que deseamos, de entrada sería inteligente evitar perseguir un puesto que no nos hará felices pero nos proporcionará bienestar material.
3. De haber sido egoístas e individualistas en sus matrimonios. Lo más importante para la pervivencia de la relación es compartir las mismas metas
4. De no haberse enfrentado a ciertos miedos. Las personas triunfadoras en la vida son aquellas que son capaces de extraer sabiduría de cada situación que afrontan en su vida, aunque esta no sea positiva a priori.
5. De no haber pasado más tiempo con sus hijos e hijas. La educación y los valores de los hijos dependen del tiempo que les dediquemos. Los niños y las niñas no se educan solos, por mucho que en ocasiones sea más sencillo buscarles el mayor número de actividades extraescolares posibles.
6. De no haber viajado más. No todos tenemos la misma disponibilidad, ni el tiempo ni el dinero para poder viajar con asiduidad, pero todos los que han viajado en abundancia coinciden en que fue algo esencial para abrir sus miras y ver desde otro punto de vista su existencia cotidiana. Igual tampoco hay que irse demasiado lejos.
7. De haber intentado luchar contra el envejecimiento. Es un proceso irreversible que tarde o temprano nos termina llegando a todos y todas, por lo que negarlo puede derivar en comportamientos que nos causen un daño mental o emocional.
8. De no haberle dado el valor suficiente a su tiempo. Tener siempre presente que nuestro tiempo en este mundo es limitado no tiene por qué llevarnos a la tristeza y a la frustración, sino todo lo contrario, nos puede servir para aprovechar al máximo posible nuestros momentos.
9. De haber pensado que la felicidad era la meta. La felicidad no debe ser el final del camino, sino nuestro punto de partida.
10. De no haber cuidado suficientemente a sus amigos y amigas. Uno de los grandes peligros del envejecimiento es la soledad, que puede verse agravada por los diferentes problemas de salud, las dificultades de movilidad o la jubilación. No hay que perder nunca de vista a los amigos ni a la familia.
¿Estáis ya preparados y preparadas para alcanzar vuestra plenitud libres de arrepentimientos?
5 RAZONES PARA ASISTIR A LA REUNIÓN DE ORACIÓN
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/razones-reunion-oracion/.
DE JONATHAN LANDRY CRUSE EN COALICIÓN POR EL EVANGELIO
Ninguno de nosotros necesita otra excusa para faltar a la reunión de oración de su iglesia. Tenemos más que suficientes: estamos ocupados, es difícil lidiar con los niños, es de noche y no nos apetece volver a salir, tenemos una cita temprano al día siguiente, o nos da miedo que nos pidan que oremos delante de los demás.
Lo que realmente necesitamos son algunas razones para ir. A continuación presento cinco de ellas. Espero que te motiven a salir por la puerta, ir a la reunión de oración y ponerte de rodillas junto al pueblo de Dios.
1. La oración hace sonreír a Dios
La vida no viene con un manual de instrucciones para cada decisión a la que nos enfrentamos. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo navegando por la niebla gris, confiando en la sabiduría de lo alto. Pero ¿no es satisfactorio saber con certeza que lo que hacemos agrada a Dios y cuenta con Su aprobación? En 1 Pedro leemos: «Porque los ojos del Señor están sobre los justos, / Y Sus oídos atentos a sus oraciones» (1 P 3:12). En una semana repleta de decisiones que podemos recordar y cuestionar, no tenemos por qué dudar de si a Dios le agrada el tiempo que pasamos en oración con Su pueblo. Él ama escuchar nuestras oraciones y alabanzas.
2. La oración fortalece nuestra fe
Escuchar a otros orar puede inspirarnos y reforzar nuestra confianza en las promesas de Dios. En su libro Life Together [Vida en comunidad], Dietrich Bonhoeffer escribe: «Dios ha querido que busquemos y encontremos Su Palabra viva en el testimonio de un hermano, en la boca de un hombre… El Cristo en tu propio corazón es más débil que el Cristo en la palabra de tu hermano; tu propio corazón es incierto, el de tu hermano es seguro».
En más de una ocasión, me he desinteresado por la oración en una reunión de oración. Pero Dios a menudo hace algo maravilloso: obra a través de las peticiones imperfectas de otro amado santo para despertarme de mi letargo espiritual y llenarme de nuevo de confianza en Su buena soberanía. Abandonados a nosotros mismos, podemos dudar de la capacidad de Dios o desanimarnos en nuestra fe, pero ver la fe viva en la oración de otro nos recuerda que no creemos en fantasías. Dios es real, poderoso y bueno, y eso nos hace querer orar.
3. La oración es más captada que enseñada
La reunión de oración es uno de los mejores lugares a los que acudir si quieres aprender a orar. Si Steven Spielberg no hubiera estado siempre en el cine de pequeño, ¿habría llegado a ser un cineasta icónico y ganador de un Oscar? Los compositores van a conciertos. Los autores leen libros. Los atletas practican juegos informales en el gimnasio. Cuando queremos mejorar en algo, nos rodeamos de otros que saben lo que hacen. Lo mismo ocurre con la oración. La reunión de oración de la iglesia nos ofrece una oportunidad inestimable para aprender de otros santos piadosos a hablar con Dios. Cuando vemos cómo entretejen las Escrituras en sus alabanzas, o cómo luchan honestamente con sus peticiones, llegaremos a hacer lo mismo.
4. La oración impulsa a la iglesia
Pablo era consciente de su necesidad y no tuvo reparos en manifestarla a la iglesia. Confiaba plenamente en que le mantuvieran ante el Señor en ferviente petición (Ef 6:19; 1 Ts 5:25; 2 Ts 3:1). Pablo confiaba en que las oraciones del pueblo de Dios lo sostendrían a través de los rigores del ministerio y las pruebas de la vida. ¿Por qué habríamos de pretender tener éxito sin la misma intercesión de los santos? Charles Spurgeon lo entendió bien. Cuando algunos ministros visitaron su próspero Tabernáculo Metropolitano, le preguntaron por el secreto de su éxito. En respuesta, los llevó a «la sala de calderas» del sótano, donde un pequeño grupo se había reunido en oración. Spurgeon dijo que el secreto era sencillo: «Mi gente ora por mí».
5. La oración funciona
Lo más importante es que recordemos que la oración no es un ejercicio vacío en un ritual religioso. Cuando acudimos a Dios con fe, es como si recurriéramos a Su poder cósmico (1 Jn 5:14-15): Dios se complace en cumplir Su voluntad eterna como respuesta a las oraciones de personas como tú y como yo (Stg 5:17). ¡Qué maravilla! Dios puede usar nuestras oraciones para conceder sanidad, ánimo, consuelo, victoria sobre el pecado, crecimiento en virtudes espirituales y éxito en el ministerio. Aunque solo sea por eso, la oración merece la pena porque funciona.
Estas razones significan que asistir a la reunión de oración de tu iglesia nunca es una pérdida de tiempo.
SUMARIO
- ¿Por qué tenemos la sensación de que se nos olvidan las cosas?
- Las 7 reglas de oro de un neurocirujano de 81 años para mantener la memoria
- 10 COSAS DE LAS QUE NOS ARREPENTIREMOS CUANDO SEAMOS MAYORES
- 5 RAZONES PARA ASISTIR A LA REUNIÓN DE ORACIÓN
¿Por qué tenemos la sensación de que se nos olvidan las cosas?
https://www.abc.es/familia/vida-sana/sensacion-olvidan-20230424134022-nt.html
LAURA PERAITA
Un especialista en neuropsicología y neurociencia explica las razones de estos despistes y cuándo hay que preocuparse
«Ayer me dijo... ¡ains, que no me sale ahora su nombre!», «¿Cuándo fue la última vez que fuimos a aquel museo de ciencia?», Uff, ¿no me acuerdo si conecté la lavadora antes de salir de casa?«, »¡Andá, si tengo una reunión en 10 minutos!«, »Voy a volver a pedir cita para ir al dentista, la tenía para ayer y se me olvidó«... A lo largo del día, más de una vez nos sorprendemos con sobresalto al no recordar una cita, el nombre de alguien, el material que debíamos haber comprado para que nuestro hijo llevara a la escuela... Algunas personas normalizan este tipo de despistes por formas ya parte de su rutina diaria, pero para otras supone una fuente de estrés. ¿Por qué se nos olvidan las cosas? ¿Cuándo debemos preocuparnos?
Según Javier Tubío Ordóñez, coordinador del Máster de Neuropsicología y Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y miembro del grupo de investigación 'Neurociencia aplicada al contexto educativo' de UNIR, hay muchos factores que habría que analizar y tener en cuenta antes de poder dar una respuesta concreta. El primero es la edad. «No es lo mismo que estos despistes aparezcan a los 40 que a lo 65 años. Con el envejecimiento, a nivel neuronal se producen muchos cambios anatómico-fisiológicos que acaban teniendo una repercusión en el funcionamiento cognitivo, siendo las pérdidas de memoria o despistes los déficits que más llaman la atención o preocupan, aunque no son los únicos. A partir de los 65 años aproximadamente es cuando las consecuencias de estos cambios en el cerebro empiezan a dar la cara y, siempre que estén dentro de unos límites, pueden ser considerados como parte del envejecimiento normal. Lo que no pueden ser considerado como normal es que a los 40 años aparezcan déficits cognitivos propios de los 65 o 70 años».
En segundo lugar, señala que hay que tener en cuenta la naturaleza de estos despistes. «¿Han estado siempre presentes en la vida de esta persona? ¿Son puntuales o son recurrentes? ¿Se pueden explicar mejor porque la persona esté atravesando un periodo de estrés, de cambios o una situación difícil en su vida? Si una persona siempre ha sido despistada que siga siéndolo a los 40 o 50 debería preocuparnos solo si estos despistes se han agravado de manera considerable. Igualmente, las pérdidas de memoria o faltas atencionales pueden ser una manifestación pasajera asociadas a múltiples entidades como una depresión, estrés o ansiedad y, una vez que el estado psicológico se restablezca, éstas desaparezcan.
¿Es grave que le pase esto a una persona?
Depende. A partir de los 65 años pérdidas leves de memoria o déficits atencionales, aunque no tiene por qué presentarse siempre, pueden ser inherentes al envejecimiento normal, por lo que no habría que preocuparse en exceso. El problema, es que existe un periodo preclínico en las demencias y en otros trastornos neurocognitivos en el cual la sintomatología es incipiente y ésta puede llegar a confundirse con lo que se considera deterioro propio de la edad. Por eso, es importante consultar con un profesional en cuanto comencemos a detectar estos primeros signos para descartar que no se trate del inicio de un trastorno. Más aún si estos signos aparecen a edades más tempranas y su aparición no puede ser explicada como consecuencia de alguna situación como las comentadas antes.
¿Cómo evitar la preocupación por estos vacíos mentales puntuales?
Si son despistes puntuales no habría por qué preocuparse en principio, todos sufrimos olvidos o despistes. Habría que estar atento para ver con la frecuencia con la que éstos aparecen, pero nada más. El problema es cuando empezamos a olvidarnos de manera recurrente dónde hemos guardado las cosas o de conversaciones que hemos tenido con otras personas. Esto es lo que se llama la memoria episódica y es la más vulnerable a que se deteriore por el envejecimiento, pero su detrimento también puede ser una manifestación temprana de algo patológico, por lo que tampoco habría que infravalorar estos olvidos.
Otra cuestión que es muy importante tener en cuenta es si los olvidos vienen acompañados de deterioro de otras áreas cognitivas, algo que a veces se pasa por alto porque no es tan fácil de identificar como los despistes, pero que es una clave fundamental que marca la diferencia entre lo que puede ser normal o patológico. Por ejemplo, deterioro del lenguaje con la aparición de anomias (Trastorno del lenguaje que se caracteriza por la incapacidad o la dificultad de reconocer o recordar los nombres de las cosas.)problemas con la regulación emocional, déficits atencionales o de procesamiento de la información.
¿Por dónde empezar para mejorar esta situación?
Si se presentan despistes u olvidos con cierta frecuencia y esto de alguna forma interfiere con el desarrollo normal de la vida, hay algunas estrategias que se pueden introducir en el día a día que son de ayuda. Lo primero es tener una vida lo más ordenada posible, introducir rutinas todo lo que se pueda e incluso, sería bueno, convertir en rituales algunas de las actividades de la vida diaria. Por ejemplo, cada vez que se entre a casa hay que cerrar la puerta y antes de soltar el pomo dejar las llaves siempre colgadas de la cerradura, antes incluso de saludar.
Por otra parte, conviene ser consciente de lo que se está haciendo en cada momento y no ir con el 'piloto automático', por ejemplo, al pagar en el supermercado repetirse para uno mismo «he pagado y ahora me estoy guardando la cartera en el bolsillo de la chaqueta», lo mismo cada vez que se aparca el coche: «he aparcado en la calle X junto a la panadería», etcétera. Si cuesta recordar nombres de personas o informaciones nuevas, hay que intentar relacionar la información nueva con algo que sea significativo para para uno mismo: «este señor se llama Francisco como el Papa».
Por último, el uso de ayudas externas como la agenda del móvil, alarmas o el calendario son herramientas muy buenas para utilizarlas de manera habitual y que facilitan el acordarse de los eventos diarios, reuniones o citas.
¿Cuál es la línea roja que no debo pasar y que me indica que debo ir al médico?
No creo que haya que esperar a cruzar ninguna línea roja, si uno empieza a darse cuenta de que se le olvidan cosas, que tiene despistes que no son habituales en él o que cada vez es más frecuente que al hablar no encuentre la palabra que quiere decir y se le quede en la 'punta de la lengua', no se pierde nada por consultar a un profesional. Existen pruebas sencillas de cribado que se aplican en pocos minutos que sirven para descartar que estos problemas puedan deberse al inicio de un trastorno. Si los síntomas no son significativos, nos quedaremos todos más tranquilos y en caso de que sí lo fueran, nos permitirían una identificación temprana para un mejor abordaje terapéutico.
Las 7 reglas de oro de un neurocirujano de 81 años para mantener la memoria
https://www.abc.es/familia/mayores/reglas-neurocirujano-anos-mantener-memoria-20230209113312-nt.html#vca=modulo-rel-dos&vso=abc&vmc=noticias-rel&vli=familia
«Como cualquier otra parte del cuerpo, el cerebro necesita ejercicio diario», recuerda el Dr. Richard Restak
Nos negamos a ser viejos. Nos da miedo cumplir años a partir de una determinada edad. De hecho, ver envejecer a los padres asusta. Pero el envejecimiento es imparable y lo mejor que podemos hacer es ir cumpliendo años de manera sana y en la mejor de las condiciones.
En este sentido, la memoria juega un papel crucial. Perder la cabeza es uno de los mayores temores de las personas mayores, que cada vez quieren vivir más porque se ven en buenas condiciones. Pero «como cualquier otra parte del cuerpo, el cerebro necesita ejercicio diario», recuerda el doctor Richard Restak en un artículo publicado en la cadena «CNBC». «Descuidar su salud -señala este neurocientífico y autor de 20 libros sobre el cerebro humano-, puede hacerle vulnerable a enfermedades cerebrales degenerativas como el Alzheimer y otras formas de demencia».
Por ello, siempre recomienda a sus pacientes llevar a cabo ciertos hábitos y ejercicios que mejoran el cerebro. «Yo también los practico», asegura. Estos son sus secretos para mantener su cerebro y su memoria intactos a sus 81 años:
1
Leer ficción
«Se puede aprender mucho de las obras de no ficción», reconoce el doctor Restak, «pero la ficción te obliga a ejercitar la memoria, ya que avanzas de principio a fin y retienes una gran variedad de detalles, personajes y tramas». De hecho, asegura que a sus años, ha observado que «las personas con demencia precoz, uno de los primeros síntomas de la enfermedad, suelen dejar de leer novelas».
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Nunca te vayas de un museo de arte sin poner a prueba tu memoria
'Western Motel', de Edward Hopper, es el cuadro favorito del veterano doctor para hacer ejercicios de visualización. Se trata de una obra en la que se ve a una mujer sentada en la habitación de un motel iluminada por el sol.
«Empieza estudiando atentamente los detalles del cuadro hasta que puedas verlos con los ojos de tu mente. A continuación, descríbelo mientras apartas la mirada de él. ¿Has incluido el pequeño reloj de la mesilla de noche? ¿La lámpara? ¿La prenda de ropa sobre la silla en la parte inferior derecha del cuadro? ¿Puedes recordar los colores y la composición de la habitación? Puedes hacer esto con cualquier obra de arte para potenciar tu memoria», explica.
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Siestas inferiores a 90 minutos
«Se ha demostrado que las siestas que duran entre 30 minutos y 1 hora y media, entre las 13.00 y las 16.00 horas, aumentan el recuerdo posterior de la información codificada previamente», recuerda. «Varios estudios también han descubierto que las siestas pueden compensar el mal sueño nocturno. Si padeces insomnio, una siesta a media tarde puede mejorar tu memoria».
Por ello, el doctor asegura haber entrenado a lo largo de estos años «para dormir exactamente media hora». Incluso conoce a gente que lo hace en solo 15 minutos. «Luego se despiertan renovadas y revitalizadas».
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Juegos de ingenio
En las fiestas, reuniones familiares, encuentros con los amigos... toca también trabajar la memoria. Por eso, el veterano neurocientífico asegura que su actividad favorita es el juego 20 preguntas (20Q), no tan conocido en España. Se trata en que una persona se queda al margen del grupo, que decide qué persona, película, lugar o cosa son. Una vez decidido, el jugador entra en escena y con hasta 20 preguntas tiene qué adivinar la elección grupal.
«El éxito depende de la capacidad del interrogador para recordar claramente todas las respuestas y eliminar mentalmente las posibles opciones en función de las respuestas», explica el veterano doctor, quien indica que el ajedrez o el bridge también valen.
5
Come alimentos que ayuden al cerebro
«La Dra. Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Facultad de Medicina de Harvard, tiene un gran acrónimo para los alimentos para el cerebro», recuerda. Son estos: :
B (Berries and beans): Bayas y judías
R (Rainbow colors of fruits and vegetables): Frutas y verduras con los colores del arco iris
A (Antioxidants): Antioxidantes
I (Include lean proteins and plant-based proteins): Incluir proteínas magras y proteínas vegetales
(pescado y pavo y pollo queso yogur ,legumbres y frutos secos )
N (Nuts): Frutos secos
F (Fiber-rich foods and fermented foods): Alimentos ricos en fibra y fermentados
O (Oils): Aceites
O (Omega-rich foods): Alimentos ricos en omega
( semillas ,marisco , aguacate , verdura de hija verde)
D (Dairy): Lácteos
S (Spices): Especias
Y concluye: «Buenas noticias para los adictos al chocolate (como yo): un estudio de 2020 descubrió que los flavonoides del cacao, los ingredientes del chocolate negro, pueden mejorar la memoria episódica en adultos jóvenes sanos».
ACRÓNIMO :BRAIN FOODSI : ALIMENTOS PARA EL CEREBRO
6
Utiliza imágenes para las recordar cosas difíciles
«Acostúmbrate a convertir cualquier cosa que te cueste recordar en una imagen salvaje, extraña o que llame la atención», aconseja. De hecho, él mismo es capaz de recordar la raza del perro de su mujer por esta técnica.
7
No te pases el día sentado en el sofá
«Un estudio reciente de 82.872 voluntarios descubrió que los participantes de 80 años o más que realizaban actividad física moderada y alta tenían un menor riesgo de demencia, en comparación con los adultos inactivos de 50 a 69 años», recuerda. Es fundamental no estar todo el día inactivo: caminar en vez de coger el coche, subir las escaleras y evitar el ascensor, etc.
«Las tareas domésticas también se han relacionado con puntuaciones más altas en atención y memoria y con una mejor función sensorial y motora en los adultos mayores», concluye Restak.
10 COSAS DE LAS QUE NOS ARREPENTIREMOS CUANDO SEAMOS MAYORES
https://culturainquieta.com/es/lifestyle/item/20100-diez-cosas-de-las-que-nos-arrepentiremos-cuando-seamos-mayores.amp.html
DE CULTURA INQUIETA
El tiempo es un todo abstracto que nos hemos empeñado en dividir en segundos, minutos, horas, días y meses que sentimos que juegan en nuestra contra cuando se trata de ser o de hacer para acumular vivencias en lugar de arrepentimientos.
A pesar de que la experiencia es un grado y de que nuestros mayores son el mejor manual vital que existe, nos cuesta escuchar lo que nos tienen que decir cuando estamos cegados y cegadas por ese ego juvenil que nos hace creer que toda una vida por delante es suficiente para cumplir todos nuestros sueños y nuestros deseos.
A medida que vamos creciendo, nos vamos dando cuenta de que esa falacia esperanzadora a la que nos gustaba agarrarnos, se fuga entre los dedos de unas manos que se llenan de un puñado de cosas que no hubiéramos hecho (o sí) de otra manera.
El profesor Karl Limmer, en su libro 30 Lessons for Living, recogió el testimonio de más de 1.500 personas mayores de 65 años y las reunió en un legado literario de inmenso valor en el que se llega a la conclusión de que hay una tendencia a repetir los mismos patrones sociológicos que nos conducen a arrepentirnos de las mismas cosas.
Creemos, erróneamente, que ya no tenemos edad para hacer ciertas cosas o que algunas circunstancias o sentimientos son irreversibles, pero lo cierto es que lo del carpe diem no conoce de estaciones vitales. Quizás sólo hay que saber de qué se arrepienten los y las demás para apartar esa piedra del camino antes de que volvamos a tropezar con ella.
Estas son 10 de las lecciones que el libro de Limmer nos deja, 10 cosas de las que más se arrepienten los mayores:
1. De no haber dicho que "sí" a todas las oportunidades que se les plantearon en cualquier circunstancia. La mayoría de las cosas que más nos pesan en la vejez son las que no hemos hecho, no las que sí.
2. De haber trabajado con el único propósito de ganar dinero. Aunque muchas veces no conseguimos realizarnos en el trabajo que deseamos, de entrada sería inteligente evitar perseguir un puesto que no nos hará felices pero nos proporcionará bienestar material.
3. De haber sido egoístas e individualistas en sus matrimonios. Lo más importante para la pervivencia de la relación es compartir las mismas metas
4. De no haberse enfrentado a ciertos miedos. Las personas triunfadoras en la vida son aquellas que son capaces de extraer sabiduría de cada situación que afrontan en su vida, aunque esta no sea positiva a priori.
5. De no haber pasado más tiempo con sus hijos e hijas. La educación y los valores de los hijos dependen del tiempo que les dediquemos. Los niños y las niñas no se educan solos, por mucho que en ocasiones sea más sencillo buscarles el mayor número de actividades extraescolares posibles.
6. De no haber viajado más. No todos tenemos la misma disponibilidad, ni el tiempo ni el dinero para poder viajar con asiduidad, pero todos los que han viajado en abundancia coinciden en que fue algo esencial para abrir sus miras y ver desde otro punto de vista su existencia cotidiana. Igual tampoco hay que irse demasiado lejos.
7. De haber intentado luchar contra el envejecimiento. Es un proceso irreversible que tarde o temprano nos termina llegando a todos y todas, por lo que negarlo puede derivar en comportamientos que nos causen un daño mental o emocional.
8. De no haberle dado el valor suficiente a su tiempo. Tener siempre presente que nuestro tiempo en este mundo es limitado no tiene por qué llevarnos a la tristeza y a la frustración, sino todo lo contrario, nos puede servir para aprovechar al máximo posible nuestros momentos.
9. De haber pensado que la felicidad era la meta. La felicidad no debe ser el final del camino, sino nuestro punto de partida.
10. De no haber cuidado suficientemente a sus amigos y amigas. Uno de los grandes peligros del envejecimiento es la soledad, que puede verse agravada por los diferentes problemas de salud, las dificultades de movilidad o la jubilación. No hay que perder nunca de vista a los amigos ni a la familia.
¿Estáis ya preparados y preparadas para alcanzar vuestra plenitud libres de arrepentimientos?
5 RAZONES PARA ASISTIR A LA REUNIÓN DE ORACIÓN
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/razones-reunion-oracion/.
DE JONATHAN LANDRY CRUSE EN COALICIÓN POR EL EVANGELIO
Ninguno de nosotros necesita otra excusa para faltar a la reunión de oración de su iglesia. Tenemos más que suficientes: estamos ocupados, es difícil lidiar con los niños, es de noche y no nos apetece volver a salir, tenemos una cita temprano al día siguiente, o nos da miedo que nos pidan que oremos delante de los demás.
Lo que realmente necesitamos son algunas razones para ir. A continuación presento cinco de ellas. Espero que te motiven a salir por la puerta, ir a la reunión de oración y ponerte de rodillas junto al pueblo de Dios.
1. La oración hace sonreír a Dios
La vida no viene con un manual de instrucciones para cada decisión a la que nos enfrentamos. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo navegando por la niebla gris, confiando en la sabiduría de lo alto. Pero ¿no es satisfactorio saber con certeza que lo que hacemos agrada a Dios y cuenta con Su aprobación? En 1 Pedro leemos: «Porque los ojos del Señor están sobre los justos, / Y Sus oídos atentos a sus oraciones» (1 P 3:12). En una semana repleta de decisiones que podemos recordar y cuestionar, no tenemos por qué dudar de si a Dios le agrada el tiempo que pasamos en oración con Su pueblo. Él ama escuchar nuestras oraciones y alabanzas.
2. La oración fortalece nuestra fe
Escuchar a otros orar puede inspirarnos y reforzar nuestra confianza en las promesas de Dios. En su libro Life Together [Vida en comunidad], Dietrich Bonhoeffer escribe: «Dios ha querido que busquemos y encontremos Su Palabra viva en el testimonio de un hermano, en la boca de un hombre… El Cristo en tu propio corazón es más débil que el Cristo en la palabra de tu hermano; tu propio corazón es incierto, el de tu hermano es seguro».
En más de una ocasión, me he desinteresado por la oración en una reunión de oración. Pero Dios a menudo hace algo maravilloso: obra a través de las peticiones imperfectas de otro amado santo para despertarme de mi letargo espiritual y llenarme de nuevo de confianza en Su buena soberanía. Abandonados a nosotros mismos, podemos dudar de la capacidad de Dios o desanimarnos en nuestra fe, pero ver la fe viva en la oración de otro nos recuerda que no creemos en fantasías. Dios es real, poderoso y bueno, y eso nos hace querer orar.
3. La oración es más captada que enseñada
La reunión de oración es uno de los mejores lugares a los que acudir si quieres aprender a orar. Si Steven Spielberg no hubiera estado siempre en el cine de pequeño, ¿habría llegado a ser un cineasta icónico y ganador de un Oscar? Los compositores van a conciertos. Los autores leen libros. Los atletas practican juegos informales en el gimnasio. Cuando queremos mejorar en algo, nos rodeamos de otros que saben lo que hacen. Lo mismo ocurre con la oración. La reunión de oración de la iglesia nos ofrece una oportunidad inestimable para aprender de otros santos piadosos a hablar con Dios. Cuando vemos cómo entretejen las Escrituras en sus alabanzas, o cómo luchan honestamente con sus peticiones, llegaremos a hacer lo mismo.
4. La oración impulsa a la iglesia
Pablo era consciente de su necesidad y no tuvo reparos en manifestarla a la iglesia. Confiaba plenamente en que le mantuvieran ante el Señor en ferviente petición (Ef 6:19; 1 Ts 5:25; 2 Ts 3:1). Pablo confiaba en que las oraciones del pueblo de Dios lo sostendrían a través de los rigores del ministerio y las pruebas de la vida. ¿Por qué habríamos de pretender tener éxito sin la misma intercesión de los santos? Charles Spurgeon lo entendió bien. Cuando algunos ministros visitaron su próspero Tabernáculo Metropolitano, le preguntaron por el secreto de su éxito. En respuesta, los llevó a «la sala de calderas» del sótano, donde un pequeño grupo se había reunido en oración. Spurgeon dijo que el secreto era sencillo: «Mi gente ora por mí».
5. La oración funciona
Lo más importante es que recordemos que la oración no es un ejercicio vacío en un ritual religioso. Cuando acudimos a Dios con fe, es como si recurriéramos a Su poder cósmico (1 Jn 5:14-15): Dios se complace en cumplir Su voluntad eterna como respuesta a las oraciones de personas como tú y como yo (Stg 5:17). ¡Qué maravilla! Dios puede usar nuestras oraciones para conceder sanidad, ánimo, consuelo, victoria sobre el pecado, crecimiento en virtudes espirituales y éxito en el ministerio. Aunque solo sea por eso, la oración merece la pena porque funciona.
Estas razones significan que asistir a la reunión de oración de tu iglesia nunca es una pérdida de tiempo.
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