Un gran cambio arranca de un pequeño gesto, un segundo a veces, una acción, un clic. Pero si no ves ese clic, porque vas cegado por la vida, tu cambio no será posible.

En este mundo, en el que vivir en piloto automático parece ser moda, merece la pena pararse en los pequeños detalles que pueden marcar la diferencia entre lo que somos y lo que queremos ser, entre disfrutar la vida o perdérnosla.

Estar despierto a las señales es, sin duda, una de las grandes claves de la felicidad.

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