Hace ahora ochenta años la extrema derecha española, regada de odio y del dinero de los grandes poderes económicos, tomaba las armas para hacerse con el poder en España, matando, violando y robando a todo el que no comulgaba con su tesis fascista y en beneficio de los más adinerados. No, no fue la guerra de los abuelos que nos han querido vender por décadas. Ahora sin embargo, como “está feo matar”, mientras haya otras opciones, lo hacen intentando tomar al asalto los gobiernos por medio de la mentira y la manipulación mediática. Lo que sea menester para doblegar las mentes y el voto de una mayoría confiada. Los bulos vertidos a diario por sus potentes cañones mediáticos y redes sociales van haciendo el trabajo sucio. Es todo un ejército de milicianos, regados con un montón de dinero, muchas veces público, que todos esperan recuperar con creces algún día no muy lejano. También hay otro ejército de abducidos por eslóganes y banderas que lo hacen gratis. Estos son los más rentables, los tontos útiles que, a pesar de que las políticas y recorte de libertades anunciadas no dudan en apoyarlos, abducidos por la simbología y los aspavientos dictatoriales de otros tiempos que intenta despertar los instintos más primarios del ciudadano desinformado. Estos “partidos patriotas” son los que venden a su tierra al mejor postor a las primeras de cambio, si la cantidad merece la pena. Los grandes poderes económicos han llegado a la conclusión de que mejor que invertir en marketing para sus empresas es el hacerlo por los partidos que van a defender tus intereses desde el BOE.

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