Imagina que ha salido un nuevo videojuego al mercado, que tiene todas las condiciones para convertirse en la próxima sensación global. Pero este en particular tiene una innovación nunca antes pensada, y es que ningún jugador puede perder. Es decir, que cada vez que tu barra de energía se agota, simplemente se vuelve a llenar automáticamente, y puedes seguir avanzando justo desde donde te quedaste. Te pregunto entonces ¿Qué tan divertido crees que sería jugar ese videojuego? A lo mejor podrías entretenerte por un rato, pero estoy seguro de que más temprano que tarde te aburrirías completamente, y no querrías jugar más. Y es que cuando eliminas el riesgo a perder, le quitas todo el sentido al juego. Y eso es exactamente lo que sucede con los problemas de los que tanto te quejas y te lamentas. Una vida sin problemas sería una vida vacía y sin sentido. Así que agradece por ellos.

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