La soberbia te va a costar siempre caro, la humildad te sale más barata.

En la intimidad Dios permite que descubramos nuevos tesoros en Su presencia.

- Santiago 1:22. Si no estoy atento a Su palabra, no voy a saber qué y cuándo hacer. Puedo llegar a ir al lugar equivocado, por recurrir a la fuente equivocada.
- Necesitamos disposición interna, para tener una posición externa.
- Podemos escuchar mucho y capacitarnos mucho, pero no sirve de nada si luego nuestras obras no reflejan lo que estamos escuchando.
- Santiago 1:23. Nosotros mismos no podemos vernos, por eso necesitamos espejos (amigos, líderes, esposos, etc) y el principal espejo es la palabra de Dios. Fuimos creados a Su imagen.
- Santiago 1:24. Muchos de nosotros prometemos o nos comprometemos a algo que Dios nos muestra y luego nos damos vuelta y lo dejamos.
- Pero si me arrepiento el borra toda memoria de mal. Porque el amor no guarda memoria de mal.
- El rencor es guardar la lista de errores. Eso hace Dios con los errores. El no quiere el olor de nuestras faltas, sino el aroma de Su amor, que cubre multitud de pescados. Y nosotros debemos ser así.
- Romanos 8:1. Cuando nos humillamos delante de Dios, jamas seremos condenados. En El no hay condenación.
- Juan 8:1-3. El diablo va a querer elegir cosas de tu vida para traer tu vergüenza a memoria, exponer para que otros vean tu error.
- Juan 8:4-7. Donde el diablo te quiere traer vergüenza, Jesús te quiere traer sanidad. Donde el diablo te quiere exponer, Jesús te quiere abrazar y cubrir.
- Juan 8:8-12. Su amor es un amor que no guarda memoria de mal, que construye, que levanta y deja el pasado atrás: trae un nuevo amanecer.
- De la presencia de Dios nunca salimos avergonzados, sino restaurados.
- El borra el pasado y nos da nueva memoria.
- La vergüenza puede destruir e impedir que entres en la promesa. Te paraliza.
- Solo el amor de Dios lo restaura todo. Debemos inclinar nuestra memoria a la memoria de Dios.
- El amor no trae vergüenza.
- Las persona que mayores cosas hicieron en la tierra, son las que tuvieron sus corazones puestos en el de Dios.
- No es sólo leer o conocer la palabra sino meditar, y que eso implique cambios.

Ver todos los episodios