1 Pedro 3:8-12 
Para la mayor parte de la sociedad posmoderna la búsqueda de ese ideal significa principalmente ir tras objetos de gratificación personal tales como dinero, casas, autos, vacaciones, ropa fina, buenos alimentos, las mejores sillas en eventos deportivos y de diversión, además de salud y bienestar.
Incluso las páginas de las Escrituras contienen ejemplos de hombres que fueron tras la buena vida en todos los lugares equivocados. Salomón poseía increíble riqueza en tierras, palacios, carros y caballos, oro y plata, y muchas mujeres hermosas. Puesto que era rey sobre Israel, también tenía gran poder e influencia. Él parecía poseer todo lo que constituía la buena vida.
Sin embargo, hacia el final de su vida, Salomón no estaba contento y falló en experimentar la vida en toda su plenitud. En Eclesiastés 2:17 escribió: “Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu”, Salomón llego a darse cuenta de que la buena vida no se halla en grandes logros o mucha educación, tampoco la encontró en el placer ni en las posesiones materiales.
Finalmente llego a esa penosa conclusión de que en realidad la vida era más angustiosa que agradable. El apóstol Pedro reconoció que a pesar del sufrimiento, deberían amar la vida y disfrutar las bondades de la existencia. En este pasaje podemos discernir finalmente 4 consejos básicos del apóstol para vivir y amar la buena vida, incluso en medio de los problemas amenazantes actuales: 
1) Tener la actitud correcta. 
2) La respuesta oportuna.
3) La norma apropiada.
4) El incentivo correcto.

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