Nosotros deberíamos anhelar y desear esa sabiduría con la que Jesus se dirigía a Dios padre, necesitamos mas que nunca morir a nosotros mismos para derrotar el egoísmo, los intereses personales y darle paso al amor, la compasión y la empatía, solo Dios puede fortalecernos no es por nuestras propias capacidades, en medio de las frustraciones de la presión social y el miedo por saber que va a pasar mañana tenemos un camino seguro en Dios, en el momento mas importante tenemos que fijar la mirada en Dios ya que nosotros estaremos unidos por siempre a el.

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