Desde pequeños sentimos cierta admiración por lo prohibido; y, para bien o para mal, esto siempre tiene lugar por la noche. La oscuridad es el escenario de lo misterioso, de los pecados, de lo que no nos está permitido. El programa de hoy juega con esa línea entre el bien y el mal, entre lo serio y lo desenfrenado, entre lo conocido y lo desconocido, esa línea que siempre ocurre a partir de las 12:00 de la noche, la hora a la que Cenicienta tenía que pirarse a casa, pero es que ella era una niña buena incapaz de incumplir las normas de la madrastra, o el hada madrina de turno.

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