Diego Torres analiza el complejo panorama de la seguridad en México, destacando las recientes declaraciones de Omar García Harfuch, quien aseguró que el país avanza hacia la seguridad. Sin embargo, Torres contrasta estas afirmaciones con la realidad que enfrentan millones de mexicanos y migrantes, quienes siguen siendo víctimas del crimen organizado y de la violencia estructural que persiste en gran parte del territorio nacional.
En su reflexión, Torres señala que, aunque se han logrado ciertos avances en materia de seguridad, estos son insuficientes para garantizar una verdadera pacificación del país. Los altos índices de violencia, extorsión, secuestros y asesinatos continúan siendo una constante, afectando no solo a la población local, sino también a los migrantes que atraviesan México en busca de un mejor futuro.
Particularmente, los migrantes se ven expuestos a peligros extremos al transitar por rutas controladas por el crimen organizado. Estas organizaciones no solo lucran con el tráfico y la trata de personas, sino que también recurren a la violencia, el secuestro y la extorsión, agravando aún más la vulnerabilidad de quienes dejan todo atrás en busca de seguridad y oportunidades.
Torres subraya la necesidad de políticas integrales que no solo busquen contener la violencia, sino que ataquen sus raíces: la pobreza, la desigualdad y la corrupción. Asimismo, hace un llamado a las autoridades a redoblar esfuerzos para proteger a los migrantes, quienes enfrentan un doble riesgo al ser víctimas tanto de la delincuencia como de la indiferencia de algunos sectores gubernamentales.

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