Diego Torres aborda el tema de las estancias migratorias en México, analizando el papel cada vez más complejo que desempeña el país en los flujos migratorios. Históricamente, México ha sido considerado principalmente un país de tránsito para los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos, pero en los últimos años ha comenzado a asumir una nueva realidad: convertirse también en un destino para muchos migrantes que, debido a las crecientes dificultades para continuar su viaje hacia el norte, han optado por solicitar asilo en suelo mexicano.
Torres profundiza en cómo esta transformación de México de ser un simple "país de paso" a un "país de acogida" refleja los cambios en las dinámicas migratorias y las tensiones generadas por las políticas migratorias de Estados Unidos. Ante la creciente imposibilidad de cruzar la frontera estadounidense, muchos migrantes, incluidos aquellos provenientes de Centroamérica, el Caribe e incluso de otras regiones como Haití y África, han decidido quedarse en México, en busca de una oportunidad para regularizar su situación y garantizar su seguridad.
El análisis de Torres también destaca el papel crucial que juegan las estancias migratorias en México. Estas estancias, administradas por el Instituto Nacional de Migración (INM), son fundamentales para la protección y la gestión de los migrantes en su paso por el país. Sin embargo, el número creciente de solicitudes de asilo ha puesto una gran presión sobre el sistema migratorio mexicano, que aún enfrenta desafíos en términos de infraestructura, recursos y protocolos de atención. La situación se complica aún más por las denuncias sobre la falta de atención adecuada y las condiciones de los centros de detención migratoria.

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