Diego Torres realiza un análisis detallado de los abusos y riesgos que enfrentan los migrantes a lo largo de la extensa y peligrosa ruta migratoria que se extiende desde el Tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, hasta la frontera norte de México. En este trayecto, los migrantes se enfrentan a condiciones extremas, desde atravesar selvas inhóspitas plagadas de amenazas naturales y presencia de grupos criminales, hasta ser víctimas de extorsiones, robos, agresiones físicas y trata de personas en los distintos países que cruzan.
Torres destaca las enormes adversidades que enfrentan al pasar por cada territorio, como la falta de apoyo humanitario, la exposición a redes de tráfico de personas y la escasa o nula protección de los gobiernos locales. En particular, subraya la situación en México, donde los migrantes no solo deben lidiar con las extorsiones de grupos criminales, sino también con denuncias de abusos por parte de autoridades locales y del Instituto Nacional de Migración, lo que agrava aún más su situación de vulnerabilidad.
El análisis incluye un enfoque especial en cómo estas condiciones afectan a los grupos más vulnerables, como mujeres, niños y adolescentes no acompañados, quienes son especialmente susceptibles a sufrir explotación, violencia sexual y abandono. Asimismo, Torres reflexiona sobre la falta de mecanismos efectivos de protección y asistencia en cada uno de los países de tránsito, así como la necesidad urgente de implementar políticas que prioricen los derechos humanos de los migrantes.
Este recorrido no solo pone en evidencia las dificultades de quienes buscan un futuro mejor, sino que también expone la responsabilidad compartida de los países de la región para atender y proteger a quienes se ven obligados a dejar sus hogares en busca de una vida más digna.

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