A veces la vida me resulta difícil. Pienso en todas las cosas que no haré, en todos los lugares que no visitaré, en toda la gente que no conoceré, y me siento abrumada.
¿Por qué la vida tiene que ser tan corta?
¿Por qué tiene que ser tan injusta?
La gente suele calmar su malestar leyendo artículos sobre multimillonarios o viendo películas de superhéroes, o leyendo biografías de millonarios que se creen superhéroes.
A mí no me funciona.
Me gusta identificarme con personas que han vivido vidas similares a la mía. Vidas en las que el bueno no siempre gana.
Supongo que me gusta leer sobre los grandes perdedores porque son los auténticos ganadores de la historia.
Soportaron con estoicismo los destinos más adversos y salieron adelante, luchando hasta su último aliento.
Uno de mis favoritos es Friedrich Nietzsche.
Ese tipo estaba tan acostumbrado a perder que, cuando lees uno de sus libros, sabes que los consejos que en él se escriben los da alguien que sabe perfectamente lo que es la derrota.
Durante la guerra franco-prusiana, Nietzsche solicitó alistarse en el ejército. Y después de un mes trabajando como camillero, contrajo difteria y disentería.
Como consecuencia de todas las dolencias que sufrió (ceguera, migraña, dolor de estómago, etc.), perdió su trabajo como profesor en la Universidad de Basilea.
En 1882 le propuso matrimonio a la escritora rusa Lou Andreas-Salomé, pero ella lo rechazó y se fue a Berlín con Paul Rée, un amigo de Nietzsche.
A los 44 años sufrió una crisis mental. Que resultó ser parte de la raíz de su demencia.
Como se puede ver, Nietzsche sabe bien lo que es estar en el agujero.
Por eso, en el artículo de hoy, voy a compartir con vosotros algunos de los pensamientos, que a pesar de todo, le ayudaron a salir adelante y a vivir plenamente.
Comencemos.

Ver todos los episodios