¿Tienes mucho que decir pero a la hora de la verdad te callas? Si no es así enhorabuena. Pero si eres como yo, de los que por prudencia o por pudor acaba reprimiendo sus sentimientos y palabras, entonces este artículo es para ti.  Todos tenemos mucho que decir y la mayoría de las veces acabamos por no decir nada. Luego nos viene a la cabeza ese comentario ingenioso con el que pudimos rebatir a nuestro adversario y ganar la discusión pero no lo hicimos. La mayoría de las veces es cuestión de valor. De atreverse.  Tenemos un jefe al que le queremos decir cuatro verdades pero a la hora de la verdad nos callamos la boca. Tenemos un conocido que abusa de nuestra confianza constantemente y somos incapaces de pronunciar una sencilla palabra. La palabra no. “No me da la gana seguir haciéndote favores.” Tenemos una pareja o un familiar que siempre nos dice lo que tenemos que hacer. Parece que sabe mejor que nosotros mismos como vivir nuestra propia vida, pero nunca se lo decimos, agachamos la cabeza y aguantamos estoicamente todas sus reprimendas.  Aguantamos toda esa mierda callados y, ¿para qué? Te lo diré: para nada.  Todos acabamos de la misma manera: muertos.  ¿Para qué callarnos? ¿Para qué aguantar? ¿Para qué tragar tanta mierda? Si como dice aquel viejo proverbio italiano "Una vez terminado el juego el rey y el peón vuelven a la misma caja." Por eso en el artículo de hoy, como terapia de choque, hablaremos de las últimas palabras que dijeron antes de morir 5 grandes personas. Para recordar que nuestra vida es finita y que tenemos que atrevernos a hablar antes de que todo termine.

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